Actualidad,  INSURRECCIÓN

RECHAZAR LA FUERZA CONTRA LA DEMOCRATIZACIÓN

Comando Central (COCE)

Editorial Insurrección Nº 965


La semana que pasó retrata el pulso político que vive el país, pues mientras los Congresistas de la derecha se oponen a la reforma que coloca impuestos a los más ricos, el presidente reitera que la élite dominante amenaza con derrocar al Gobierno progresista.

Tras 2 años de Gobierno, el progresismo no logra avanzar en realizar las reformas con las que se comprometió con los sectores populares el 6 de agosto de 2022, un día antes de su posesión presidencial. La imposibilidad de concretar reformas es consecuencia de la cerril oposición que le hace la élite dominante y de los fallidos intentos que ha hecho Petro para lograr una gobernabilidad, por medio de hacer concesiones, cediendo a las extorsiones de la derecha y la extrema derecha.

Es tan antiguo como la República, el imperio del régimen que solo favorece a la minoría dominante, al igual que es centenaria la costumbre de oponerse con la fuerza a las reformas que buscan democratizar el país. En las enseñanzas que dejó Camilo Torres, relató esta tragedia nacional, en una conferencia realizada en el Sindicato de Bavaria, el 14 de julio de 1965:

“La minoría no puede seguir decidiendo. Mis planteamientos se reducen a que las mayorías ejerzan el poder, para que las decisiones gubernamentales sean en favor de las mayorías y no de las minorías. Esto no es fácil, yo he dicho que debemos prepararnos para el caso de que las minorías se opongan por medio de la violencia a que las clases mayoritarias ejerzan el poder. La clase dirigente minoritaria tiene la intención de desatar la violencia contra la clase mayoritaria y se va a oponer por la violencia a las reformas justas que exige la clase popular mayoritaria. Si somos una mayoría y si creemos en la democracia, merecemos el poder y si llegan a profanar la democracia colombiana ejerciendo la violencia, es necesario que sepa que nosotros estamos listos a contestar con fuerza la fuerza”.

Sacar del poder a la élite que se sostiene con la fuerza, requiere de la presión de la gran mayoría de las colombianas y colombianos, para aislar a esa minoría y dar curso a una solución política del conflicto, que vaya más allá de la simple pacificación, con la que se logre una paz con transformaciones, que resuelva las causas que engendran el conflicto interno, sin quedarse solo impactando sus síntomas.

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