
MENTIR TAMBIÉN ES UN ACTO DE CORRUPCIÓN
Sergio Torres
Con la última carta dirigida al presidente Petro publicada por el Excanciller, Álvaro Leyva, se siguió profundizando las dudas sobre los comportamientos y políticas del primer mandatario de Colombia.
La reacción de Petro, lejos de aclarar, ratifica ciertas cuestiones, ya que utiliza un discurso delirante y mentiroso, que se mueve entre victimizarse y atacar a quienes lo critican.
Tal como lo expresó el Comando Central en su último comunicado, al Presidente se le ha “vuelto costumbre realizar falsas acusaciones y completamente salidas de tono contra el ELN, alejadas del más elemental sentido común, ya que como Jefe de Estado, debe estar centrado en resolver los acuciantes problemas del país”. Y es que la retórica discursiva que está utilizando raya en el insulto a la inteligencia de los y las colombianas, poniéndose como víctima al tiempo que ataca y descalifica a todo quien no aplauda sus acciones.
La carta de Álvaro Leyva, amplia casos en los que Petro se evadió de sus responsabilidades como presidente y lo invita a renunciar, aduciendo incapacidad por un problema de enfermedad. Como respuesta a Petro le pareció fácil vincular al ELN en una supuesta conspiración para atentar en su contra. Esta nueva falsedad se suma a la cada vez más decadente continuidad de matrices comunicativas, que buscan deslegitimar al ELN como organización revolucionaria y se enfoca en tratar negar el conflicto y la propuesta política de la izquierda revolucionaria.
Petro en el colmo de sus delirios, se pone como víctima de una supuesta junta para atentar en su contra, habla de supuestas reuniones entre bandas narcotraficantes y paramilitares, vincula en ello al ELN, para tratar de negar una realidad que el pueblo colombiano sabe y tiene muy claro: que esta organización guerrillera es la única que combate la sociedad entre paramilitares y Fuerzas Armadas del Estado.
Mentir de esa manera raya en la decadencia y desdice de sus condiciones cómo presidente. La desinformación burda y la negación de la realidad, son actos de corrupción contra el pueblo, ya que lejos de un debate y una construcción real de cambios en la manera de hacer política, son la continuidad de las viejas prácticas de manipulación y violencia en la política. Intentar negar la propuesta política y la presencia protagónica de la insurgencia, es lo mismo que han intentado anteriores gobernantes, sin ninguna efectividad.

