Karibeño Rebelde

LA VIOLENCIA COMO ARMA POLÍTICA DE LOS PODEROSOS

Karibeño Rebelde

Edición Nº 290


La violencia en Colombia no es algo nuevo, de hecho la historia del pueblo colombiano se ha escrito con sangre, con la sangre de los pueblos originarios, de los pueblos afros y de la gente humilde y aguerrida que desde la llegada de los colonos han luchado por la libertad y la justicia social.

Si se hace un recorrido por el pasado es evidente que el país ha estado sumergido en una espiral de violencia, administrada principalmente por los grupos de poder, quienes la usan según sus intereses, realidad que se mantiene. La guerra de los mil días, conflicto que se dio a finales del siglo XIX, principios del siglo XX, que dejó un saldo de más de 100 mil muertos. Luego llega la violencia bipartidista, que se genera después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, que atiza aún más la violencia entre liberales y conservadores; la violencia en la llamada era del narcotráfico, en la década de los 80, donde los atentados y el sicariato estaban a la orden del día.

La llegada de las Autodefensas Unidas de Colombia, creadas bajo la política de enemigo interno como estrategia contra insurgente sustentada en la Doctrina de seguridad nacional, para la década de finales de los 90, y la llegada del expresidente Uribe (2002) y su mal llamada Seguridad Democrática, que dejó como saldo 6.402, civiles asesinados, que hacían pasar como guerrilleros dados de baja en combate. Esto por mencionar algunas de las épocas más violentas en Colombia.

La violencia como estrategia

Y es que la violencia en Colombia ha sido una constante y es utilizada como herramienta política, para estigmatizar a la izquierda, o movimientos alternativos al Estado y gobiernos de derecha, acusándolos de terroristas, subversivos, o violentos. Lo que permite justificar la violencia cometida en su contra, con el pretexto de defender la patria, la libertad, la seguridad, entre otros. Esto se hace evidente cuando las principales víctimas de asesinatos selectivos, masacres, desapariciones forzadas y más, son los líderes sociales, que entre 1944 y 2023, sumaron más de 5.000. Esto sin mencionar a líderes políticos y cualquier figura que de alguna manera tenga un discurso contrario al del fallido Estado de derecha.

Todo esto genera un clima donde el debate político se vuelve peligroso, expresar algún tipo de afinidad a los grupos o ideas de izquierda puede costar la vida. Esto en muchos casos obliga a dar la lucha política desde la clandestinidad, desde la insurgencia, debido a que la violencia y el radicalismo de la derecha hacen difícil dar la lucha política desde la palestra.

Violencia en el Gobierno del Pacto Histórico

Como ya se ha mencionado anteriormente la violencia en Colombia es una constate, sin embargo durante el Gobierno del Pacto Histórico, ha habido un recrudecimiento de la misma. Guerras de grupos narcoparamilitares por el territorio, caso Clan del Golfo y la banda criminal Conquistadores de la Sierra Nevada, en la troncal Karibe. O la arremetida contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN), por parte de las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que pasaron a ser un grupo criminal llamado Frente 33, liderado por Iván Mordisco, en la región del Catatumbo, donde el manejo mediático ha sido dirigido a desprestigiar al ELN, con la intención de desmoralizar y deslegitimar la lucha de la principal guerrilla del país.

Esto sin mencionar la violencia entre bandas delincuenciales en las ciudades y atentados por parte de las disidencias. Que en el Cauca a principios de junio sumaron más de 20, dejando casi una decena de asesinados y una veintena de heridos. Solo por mencionar algunos.

Toda una oleada de violencia que comienza de manera sistemática desde el día uno del Gobierno del Pacto Histórico y que se ha ido incrementando a medida que se acaba el tiempo del Gobierno. Es importante destacar que los generadores de la violencia siguen siendo los mismos, los súper-poderosos y sus cómplices, el narcoparamilitarismo, los grupos delincuenciales y algunos miembros de la fuerza pública.

Quienes administran la violencia en el país ahora la usan para justificar la narrativa del fracaso de la izquierda y vender la idea de que solo con ellos habrá seguridad, hoy la usan como campaña política. Pero los colombianos que han padecido la historia deben tener claro que la violencia sigue en manos de los poderosos, que es el negocio del cual se lucran y lo usan para apagar las ideas de cambio.

Desde enero hasta mayo de 2025, en el país se habían registrado 20 masacre, 57 líderes sociales asesinados y 20 firmantes de paz asesinados.

Mantener la esperanza

Es importante no desmayar en la búsqueda de la paz con justicia social, esa paz que vive en la esperanza del pueblo colombiano y en el corazón y la lucha del ELN, que siempre ha mantenido su intención de buscar la salida política al conflicto armado, que dirige su lucha a la equidad y la igualdad de oportunidades, al respeto a todas las formas de vida y a pensar diferente.


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