Karibeño Rebelde

COMANDANTE JOSÉ MANUEL MARTÍNEZ QUIROZ

Karibeño Rebelde

Edición Especial


El 28 de septiembre de 1978 fue encontrado el cadáver del comandante José Manuel Martínez Quiroz en un despoblado del sur de Bogotá. Cruelmente torturado y vejado, el enemigo asustado frente a su grandeza, prácticamente lo despedazó. Detenido tres días antes fue sometido en las instalaciones del batallón Charly Solano a las más crueles infamias.

Pero, ¿Quién fue este hombre que en el momento más difícil del ELN entrega su vida y su sangre por preservar la dignidad y la vida de la Organización?

José Manuel Martínez Quiroz nació en el seno de una familia de clase media en 1938, en Valledupar, César. Desde sus años mozos se distinguió por los lazos de solidaridad y fraternidad que acompañaban cada una de sus actuaciones. Estudió en la Universidad Nacional de Bogotá, y se hizo abogado. En el recinto universitario, conoció a Camilo, y en su compañía y la de Julio César Cortés y Hermías Ruiz, recorrió el país difundiendo la tesis del Frente Unido. Por su capacidad y convicción es nombrado a principios de 1965, por Fabio Vásquez Castaño, primer jefe de la red urbana de Bogotá, y a la solicitud de Camilo como su asesor político.

Cuando Camilo se vincula a la columna armada, el comandante Martínez Quiroz queda a cargo del periódico del Frente Unido. Desde allí se entrega a su labor revolucionaria con enorme energía, efectuando propaganda entre las comunidades populares, escribía para ellas artículos llenos de claridad y sencillez accesible al lector menos preparado, mostrando la situación de los trabajadores carentes dederechos, la cruel explotación a la que eran sometidos por los capitalistas, esclareciendo los senderos de la lucha de clases por su liberación.

Por su formación académica tuvo un profundo conocimiento del marxismo, y supo aplicarlo con destreza a la realidad colombiana. Dentro del ELN se distinguió por ser uno de los primeros jefes urbanos que planteó la alianza de los marxistas con los cristianos.

Es capturado por el enemigo en 1968 y condenado a seis años por rebelión con jurisdicción y mando en el llamado “Consejo de Guerra del Siglo”. En compañía del médico huilense Germán Liévano, de Sandino y Eusebio Barrera, desarrollan su propia defensa, haciendo del estrado jurídico una tribuna de enjuiciamiento al orden burgués y de defensa de los principios revolucionarios y del derecho a la rebelión en las filas del ELN.

Estuvo preso por tres años en la Picota de Bogotá, salió en 1972 y se vincula a la columna armada guerrillera de Fabio, y desde allí vive con intensidad los dramáticos momentos que marcan la vida de la Organización en 1973. A finales de ese año, en la llamada “Operación Anorí”, es herido, dejado inconsciente y detenido cuando el enemigo ataca un campamento guerrillero ubicado en la quebrada de Santa Isabel, corregimiento de Puerto Colombia, municipio de El Bagre (Antioquia). A mediados de 1975 sale de nuevo en libertad.

Sus esfuerzos humanos los dedica a tratar de reconstruir la Organización urbana a nivel nacional. Su alta y desgarbada figura, aunque físicamente frágil, se templa y multiplica; por la carencia de recursos recorre Bogotá de sur a norte, a pie, sin un centavo en el bolsillo. En otras ocasiones llegaba a otras ciudades sin el pasaje de regreso.

La mística siempre fue su compañera en aquellas jornadas tan ricas en escasez como en dignidad. Después del “Febrerazo”, el comandante José Manuel Martínez Quiroz es encargado por el mando central de rehacer y reorganizar los núcleos urbanos de Bogotá.

Su figura se vuelve colosal para enfrentar la posición liquidadora de Leguizamón y Mantilla, y su intensa labor política está encaminada a esclarecer los verdaderos propósitos desmovilizadores de éstos.

Todos sus pensamientos, sus actos, su fuerza, y su voluntad, estuvieron orientados a salvaguardar y acrecentar lo conquistado por el ELN, colocado en entredicho y en inmenso peligro por la labor

premeditada y conspirativa de esta tendencia liquidadora. Cuando, estando en Bogotá, se le comunicó que la Central (Frente Luis José Solano Sepúlveda) había sido desmovilizada y sus armas enterradas, una inmensa tristeza lo invadió y estuvo inconsolable durante varios días. Su dolor lo convirtió en fuerza para llamar a toda la Organización a cerrar filas en torno a la defensa del proyecto histórico del ELN.

Todos percibíamos su mano firme, su férrea voluntad y su claro pensamiento. Fue un ferviente patriota. Amaba sin límites a su pueblo, a su país, a su cultura y al ELN. Al mismo tiempo, fue un gran internacionalista que en sus permanentes charlas de formación incluía su espíritu latinoamericanista, Camilista y guevarista. Enamorado eterno de la Revolución Cubana, nos enseñó a quererla y sentirla como propia.

José Manuel Martínez Quiroz fue siempre un hombre de acción que luchaba resueltamente contra el burocratismo y el formalismo. Siempre fue un ejemplo personal en la Organización.

Cuando el enemigo, en su infamia, nos destroza su cuerpo, un dolor inmenso cubre a todos y cada uno de los mandos, militantes y combatientes del ELN. Coincide su desaparición y asesinato con la convocatoria a la “Segunda Reunión Nacional de Responsables”, en la que el Comandante Martínez Quiroz debía participar. La reunión se llevó a cabo los primeros días del mes de octubre de 1978 en el departamento de Huila. En la primera Asamblea Nacional “Comandante en Jefe Camilo Torres Restrepo” de enero a marzo de 1986, fue honrado,como homenaje póstumo, con el grado de Comandante José Manuel Martínez Quiroz. Su obra y su ejemplo permanecen vivos y se acrecientan con el paso de los tiempos.

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