Las fiestas decembrinas espacios para el encuentro cultural (101)
Se acerca la época navideña, en momentos difíciles debido a las malas políticas que históricamente han ejercido los gobernantes en el pueblo colombiano, donde hasta el derecho de festejar en familia y en paz se les roba.
Sin embargo el espíritu bullanguero e irreverente que caracteriza al costeño, acompañado de esa capacidad de lucha y resistencia propia de sus raíces afros, indígenas y mestizas han permitido que aún en las adversidades mantenga una actitud alegre y fiestera, por lo que ante la pregunta sobre ¿cómo harían los costeños para mantener sus tradiciones navideñas en medio de la crisis? El ingenio y la creatividad se hacen presentes entre los entrevistados.
Dejar las festividades de lado y perderse la oportunidad de compartir en familia no es una opción para los karibeños, por lo que preparar la comida implica una tarea de todos, caminar por los mercados populares, visitar a los campesinos para comprar la gallinita y el marrano a puerta de corral, tratando de buscar lo más económico y que el tamal de puerco y gallina no falte en la mesa, es una de las opciones, aunque hay quienes optan por criar sus gallinas y los puercos en su propia casa desde varios meses antes, pa’ caele alante a la crisis.
“Y es que a los karibeños nos toca sortearnos la crisis, entre nosotros mismos, porque aquí los políticos solo llegan cuando hay elecciones y si nos dejamos hasta las navidades nos roban, por eso nos toca organizarnos hasta pa’la parranda navideña, donde cada quien aporta un poquito” según comenta uno de los entrevistados.
Que cada quien aporte algo para el sancocho de noche buena o año viejo, pa’ la natilla y los buñuelos, así es más fácil y todos podemos comer, porque pa’ los karibeños lo importante es que nadie se vaya en blanco.
El sentido de colectividad y comunidad dentro de los barrios también se hace presente, es común ver que en los mismos se cierre una calle y cada quien sale con sus sillas, uno pone los parlantes, otros llevan la música y pa’ las frías y el ron ponen todos, lo más importante es compartir y pasarla bien, bailar champeta y el vallenato que nunca falta.
“Siempre tratando que la dura situación no golpee tanto a los niños, buscamos los aguinaldos con tiempo, para que el carrito y la muñequita no les falte como regalo del niño Dios, aunque el mejor regalo es poder compartir con nuestra gente”.
Las fiestas decembrinas en la costa son otro motivo para disfrutar y olvidarse un rato de los problemas, sin embargo más allá de eso, son espacios para seguir reforzando la cultura Karibe, donde el sentido de colectividad propio de las raíces costeñas se hace presente, son un espacio de encuentro cultural donde el tema organizativo para generar cambios políticos, sociales y comunitarios aviva y enriquece el encuentro.
Todos los diciembre los costeños decimos que el otro año que viene será mejor. Pero de verdad que esta vez ese decir está más cerca de la realidad porque todas y todos estamos trabajando por los cambios que necesita el karibe y la nación.