
CAMILO ES EL CAMINO
Karibeño Rebelde
Edición Nº 270
Hoy me desperté, como es costumbre, pensando en los grandes cristianos revolucionarios que he conocido. Dos de ellos se han convertido en guía permanente, Camilo Torres y Manuel Pérez.
Rememoro cuando Manuel llegó al Barrio Olaya Herrera y recorrió de pie a pa, es decir, se metió a pie por todos los vericuetos del barrio compartiendo las buenas y las malas con la gente. Manuel no hacia otra cosa que poner en práctica el mandato de los cristianos por que «Si Jesús viviera entre nosotros, no estaría en los templos, sino en las calles, luchando junto a los pobres y oprimidos». manifestó Camilo. Por eso Manuel no se perdía de ningún acontecimiento de la vida en la comunidad.
«No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los pobres siguen sufriendo. La liberación de los oprimidos es un mandato de Dios». Y fue ese andar tras las huellas y pasos de Camilo lo que motivó a Manuel Pérez a internarse en las selva de cemento, antes de hacerlo en las montañas de Colombia uniendo la fe y la política por la claridad de que «La fe sin compromiso político es una fe vacía. El cristiano no puede ser neutral ante las injusticias de este mundo.
Ummmm caramba. Recuerdo con mucha claridad que una vez escuchando una misa celebrada en la iglesia del barrio, Manuel llamaba la atención al decir que los cristianos «No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los pobres siguen sufriendo. La liberación de los oprimidos es un mandato de Dios». y su misión era ayudar a que se produjera esa liberación dando un granito de arena.
Manuel luchador por la unidad y la Paz
Fueron tantos los mensajes de Manuel Pérez en su acción cristiana en el barrio Olaya Herrera. Un día de fe en una reunión comunitaria decía que «la Iglesia debe estar al lado de los que sufren, no de los que oprimen. No debe de estar al lado de los que causan y son responsables de los sufrimientos de los pobres». Por este motivo afirmaba que la Iglesia debía ser una opción para los pobres, «por que con ellos se ha de fundar el reino de la felicidad».
Por eso llamaba a que «Los cristianos debemos unirnos no solo en la oración, sino en la acción. La unidad en la lucha por la justicia es la verdadera unidad que Dios quiere».
Por ello, tanto Camilo como Manuel eran muy críticos a la Iglesia que estaba al lado de los poderosos y abandonaban su papel de estar al lado de los necesitados.
Manuel nos hacia conocer que había dicho Camilo sobre la violencia. Y nos explicaba que un pobre que tiene una vaca no va a vender la vaca para comprar un arma a no ser que necesite esa arma para defender su vida. Por eso la violencia no viene desde el pueblo.
Con Manuel nos encontramos en la guerrilla del Ejercito de Liberación Nacional (ELN). El fue expulsado del barrio y de Colombia. Y recuerdo como si fuera ayer una entrevista que le hicieron en el Diario El Tiempo cuando aclaraba que los guerrilleros «no queremos la violencia, pero cuando no hay otra forma de ser escuchados, el pueblo tiene derecho a defenderse». Y nos recordaba que un principio cristiano era que ante la tiranía era legitimo rebelarse.
Manuel como todo cristiano fue amante de la Paz. Pero fue muy crítico de buscar la paz por arriba como un acuerdo de élites. Decía Manuel: «La paz no se construye desde arriba, sino desde abajo, con la participación de todos, especialmente de los que han sido excluidos».
Remataba diciendo: «La paz no es solo la ausencia de guerra, es la presencia de justicia. Sin justicia, no puede haber paz verdadera».
Nosotros los guerrilleros hacemos los que nos dice el Evangelio que nos llama a ser levadura en la masa, a transformar la sociedad desde dentro. Eso es lo que intentamos hacer, una vez más nos decía Manuel en una de las cientos de conferencias y estudios que nos daba en las montañas de Colombia.

