Democracia y medios alternativos.
Milton Quiroz
Unos de los desafíos que tiene la sociedad colombiana es la democratización de la comunicación; romper el monopolio que existe en este campo. En ese propósito, es necesario hacer esfuerzos en dos sentidos: desde los mismos medios alternativos y populares, se debe elevar y cualificar el proceso organizativo y por el otro lado, el Gobierno debe diseñar e implementar una ley que le garantice a los medios alternativos el acceso al espectro radioeléctrico en condiciones de igualdad y a las tecnologías de información y comunicación.
Algunos de los medidores de la democracia serían analizar la propiedad de los medios de comunicación; el derecho a una información veraz e imparcial y las posibilidades que tenga la gente de informar sobre sus necesidades y aspiraciones. Con estos tres medidores, podemos afirmar que la “democracia” colombiana se raja.
En Colombia hay miles de iniciativas comunicativas en radio, prensa, en las diferentes redes sociales y desde lo artístico; pero también desde diferentes movimientos sociales, sectores y poblaciones; hay iniciativas desde lo étnico, mujeres, estudiantes, campesinos, jóvenes, trabajadores, comunidad LGTBIQ+, comunidades de Fe. Pero esa diversidad es arrollada por los grandes medios monopólicos de propiedad de los grupos de poder, aliados en algunos casos con empresas transnacionales, rasgo fundamental de regímenes dictatoriales.
¿Quien puede rebatir la idea que uno de los objetivos de los medios monopólicos de divulgación, es preservar el régimen a través de la manipulación, el señalamiento y la estigmatización de los movimientos y líderes sociales? ¿Quién puede rebatir que los dueños de esos medios son a su vez dueños de las empresas más grandes del país y tienen poder político?
Una sociedad democrática, más allá de los gobiernos, se caracteriza por una triada obligada: Comunicación, Participación, Educación. Una comunicación y una educación que supere la manipulación, que contribuya a la constitución de ciudadanía y de valores y que sean la columna vertebral de la justicia, la verdad y la convivencia. Asimismo, la participación es transversal a la comunicación, pues garantiza la diversidad de voces, el respeto a la diferencia y la garantía a las expresiones de los históricamente excluidos
En este momento histórico, en donde las ideas de cambio coinciden con la asunción de un gobierno diferente al uribismo y con los diálogos de paz entre dicho gobierno y el ELN que tiene como corazón de este proceso la participación de la sociedad, es oportuno y necesario fortalecer los medios alternativos y populares que garanticen la participación eficaz y masiva de las comunidades.
En lo que va del 2024 van cuatro periodistas asesinados y 152 agredidos, según cifras oficiales. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica aproximadamente 300 periodistas han sido asesinados en el marco del conflicto armado.
Noam Chomsky: La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica, porque destruye los cerebros. Es responsabilidad de los intelectuales decir la verdad y exponer las mentiras.
Es necesario garantizar mínimamente el artículo 20 de la Constitución colombiana que dice: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir sus pensamientos y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial y la de fundar medios masivos de comunicación.” Un proceso de paz necesita muchos micrófonos que como David se enfrenten al Goliat de la mentira, la manipulación y los señalamientos.
Los medios alternativos y populares necesitan que se les respeten y potencien sus autonomías, su espíritu crítico, independencia y diversidad. Es tarea del gobierno y de los que queremos construir una democracia plena colocar en la agenda política nacional el tema de los medios alternativos y la democratización de la comunicación como condición sine qua non para construir la democracia y la paz.
