DIAMANTE CARIBE-SANTANDERES. EXPLOTACIÓN MODERNA
Karibeño Rebelde
Edición Nº 267
Qué es el proyecto.
Haceapróximadamente 10 años que se hizo público el plan «Diamante Caribe Santanderes» donde la fundación Metrópoli, con sede en España y la Financiera territorial del gobierno colombiano (Findeter), junto a Microsoft juegan un papel de primer orden para implementar dicha iniciativa.
Como todo proyecto que intenta vendernos el gran capital, este está rodeado de promesas bondadosas y de desarrollo futurista que termina siendo como siempre, embuste para las mayorías y acumulación y ganancias para los dueños de las grandes empresas, los contratistas y la clase política corrupta que ve en el recurso público, otra línea de negocios y de enriquecimiento. Y para la gente, miseria y atraso.
Según ha sido expuesto el Diamante busca integrar a la costa Caribe con los Santanderes para el diseño de lo que llaman «territorios inteligentes» que persiguen «mejorar la competitividad de la región y la cooperación entre las principales ciudades y territorios» a través de proyectos físicos y digitales de interconexión, plataformas logísticas y puertos, sistemas de transporte masivo y demás que al final de cuentas, van a adecuar los territorios para que las mercancías vayan y vengan en mejores condiciones, en menos tiempo y con mayor tasa de ganancia.
El concepto de diamantes surge de una tendencia mundial donde el capitalismo busca «integrar los territorios» y en ese diseño las ciudades son puntos y las líneas son las rutas de interconexión entre ellas, de esa manera el gráfico resultante asemeja al diamante.
El hecho de que hoy la mayoría de la población esté concentrada en las ciudades le da un peso específico a las del Caribe Colombiano y los Santanderes en función de este diseño oligárquico y transnacional.
Quiénes son «Diamantes».
Figuran los siete departamentos del Caribe (Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, Magdalena, Guajira y Cesar) y los dos Santanderes lo que suman nueve ciudades capitales y Barrancabermeja.
En el territorio del Diamante reside el 29 por ciento de la población colombiana, se genera el 23,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país y a través de su territorio se canalizan el 90 por ciento de las exportaciones de Colombia y abarca el 16,1 por ciento del territorio nacional.
En este territorio, se encuentran también 20 áreas metropolitanas con ciudades como Barranquilla y Bucaramanga, como pilares de los Tratado de Libre Comercio (TLC) en sus regiones. También se cuenta con un corredor ecológico que llega hasta el corazón del país que es el río Magdalena, cumpliendo un papel de conectividad con el interior a través de sus puertos fluviales importantes en Santander y el Atlántico.
Y claro, detrás de la supuesta «integración» van por las ganancias; una vez más la gente quedará en segundo plano para darle paso principalmente a los negocios, a la explotación acelerada de recursos como el carbón, el gas, el petróleo, los vientos para la producción de energía eólica, el oro y el ferroníquel entre otros.
Mientras los barrios pobres de las grandes ciudades continuarán sin vías de acceso y sin servicios públicos y los campesinos bregan con las vías terciarias para sacar al mercado lo producido, grandes autopistas y vías 4G seguirán apareciendo en la región como parte del “diamante”.
A cada ciudad y a cada departamento le va correspondiendo una “especialización” dentro de este “moderno modelo de desarrollo”; En algunas partes lo central será la explotación de recursos minerales, en otras la construcción de zonas portuarias, en otra más, la producción de energías como el caso de la Guajira y todas ellas conectadas a través de las autopistas 4G o de las “autopistas virtuales”.
Todo esto al costo que sea; si necesitan hacer nuevos desplazamientos para robar la tierra de los campesinos y ponerla al servicio del latifundio y la ganadería extensiva, los agronegocios como la palma de aceite o la extracción minera, no lo van a dudar; por eso es justamente que avanza la“reparamilitarización” en campos y ciudades del Caribe, generando escenarios de disputa y control de distintas siglas de grupos paramilitares como los pachenca o los mal llamados Gaitanistas.
