En Ruinas La Vía de la Prosperidad
El abandono y la desidia es el largo camino que le ha tocado recorrer a la tan anhelada y necesitada Vía de la Prosperidad de Magdalena, que acompañada de la corrupción la han convertido en otro de los tantos elefantes blancos que afectan a la Costa Karibe.
Este proyecto que viene sonando desde el año 1.997, en un principio con el nombre de Vía Marginal al Río Magdalena y que por falta de interés, en algunos casos por destitución de los gobernadores, entre otros motivos, se comenzó a desarrollar en el 2013, en la gestión de Luis Miguel Cotes (El Mello) y continuó con la de Rosa Cotes de Zuñiga. Quien desde un inicio arrancó con mal pie; una asignación del proyecto de dudosa procedencia al Consorcio Ribera Este por 466.000 millones, la reducción de la obra a menos de la mitad del proyecto inicial; de 173,4 kilómetros a 52,5 con un incremento de costos de más del 50%, son solo algunas de las irregularidades que envuelven este proyecto.
La Vía de la Prosperidad pasó a ser la vía de la miseria. Pues una obra que fue propuesta para beneficiar 11 municipios y más de 300 mil habitantes, hoy se encuentra paralizada y con menos del 30% ejecutada en condiciones optimas. Y es que lejos de beneficiar a los habitantes del Magdalena, en la mayoría de los casos los ha perjudicado más, debido al pésimo estado de alguno de los tramos que se encuentran sin terminar, como es el caso del sector conocido como “El Puente de Aguas Negras”, por nombrar alguno. Según un artículo publicado por un periódico local.
“El puente de aguas negras”, en donde se origina una ruptura en Talud, aguas abajo hacia el corregimiento de los Palafitos, por la parte de abajo del puente “Militar”, está descubierto 100% provocando erosión en el terraplén de la vía y originando inundaciones durante el invierno a la isla Rosa María, sector de sembradíos de la población de Sitionuevo y Remolino”. Causando perdidas materiales, perdidas de sembradíos y cosechas; agravando la ya golpeada situación económica de los coterraneos.
Sin estudios ecológicos que garanticen un adecuado manejo ambiental en las cercanías del río Magdalena, con altos políticos tanto de la Costa Karibe, como del ámbito nacional como los Char y hasta el exvicepresidente Germán Vargas Llera, salpicados por las irregularidades que se han presentado en esta obra, el pueblo y la sociedad del Magdalena cada vez tienen menos esperanzas de tener una carretera digna que les permita comunicarse con el resto del territorio.
Solo les queda ver como los tentáculos políticos del Clan Cotes se beneficiaron de lo que hoy es la pesadilla de una obra inconclusa que se agrava en las temporadas de lluvia y que lejos de contribuir con la prosperidad de los magdalenos, los hunde más en la miseria. Mientras el clan parapolítico y mafioso de los Cotes se llevaron una buena tajada en sobrecostos, dentro del que se encuentra el de transporte al que le metieron un 40% del presupuesto un total de 32.000 millones de pesos cuando la ley solo estipula el 9% como máximo.
Lo cierto es que en ocho años de gobierno los Cotes hicieron gala no solo de la negligencia administrativa, del poco interés por darle respuesta a las necesidades de los pobladores del Magdalena, sino de los grandes niveles de corrupción que acompañan ese apellido y sus aliados con falta de escrúpulos e impunidad. Los Cotes fueron multados por 100 millones de pesos por las irregularidades en la ejecución de la obra. Una chuchería para quienes han desangrado el Magdalena durante décadas, causando perdidas irreparables al pueblo y la sociedad de uno de los departamentos más pobres de la costa karibeña.
Sacar del poder a los clanes corruptos y mafiosos es una obligación del pueblo y la sociedad organizada de la costa, para poder tener gobiernos que garanticen un desarrollo con respeto a todas las formas de vida en el Karibe.