La maldición de la Jagua
La Jagua de Ibirico, es el segundo municipio minero de Colombia, se encuentra ubicado en el centro del Cesar, con una fuerte vocación agrícola que producía principalmente arroz, convirtiéndose en antaño en el centro arrocero de la región. Se destacaban los cultivo de cacao, café, ajonjolí, sorgo, yuca, ahuyama, ñame, maíz y demás productos que no faltaban en la mesa de los jagueros, junto a lo pescado del rio.
Bosques tropicales, hermosos caños y arroyos que descendían de la serranía del Perijá adornaban los paisajes de la región.
Para 1979 la Jagua de Ibirico fue nombrada municipio del Cesar. En medio de una cantidad de carencias de servicios públicos, centros de salud y un presupuesto público marginal.
La llegada del carbón
En la década de los 80 llega el auge del carbón y con ello la conduerma de las jagueras y jagueros. Al comienzo había grandes esperanzas que se fueron diluyendo velozmente: fue desplazada la economía campesina por la minera a gran escala, que acompañada de un crecimiento descontrolado de la población agotaban rápidamente las fuentes de trabajo aumentando los niveles de pobreza.
Las transnacionales comenzaron a financiar a paramilitares para asesinar sindicalistas y despojar de las tierras a los campesinos y de esa manera apoderarse del territorio para expandir la explotación. Iniciaron los asesinatos y desplazamientos forzados.
Los problemas sociales que giran alrededor del extractivismo comenzaron a presentarse; se incrementó la delincuencia y la población flotante, conllevando a un crecimiento población, la prostitución, el aumento de la miseria y el analfabetismo.
Problemas socio ambientales
Las desviaciones y contaminación de las fuentes de agua para satisfacer las necesidades de la industria minera y monocultivos de palma aceitera, son factores que destruyen los ecosistemas, incluyendo flora y fauna endémicas.
La emisión de hollín perjudica la salud de pobladores, principalmente generando problemas respiratorios y oculares; el agua que se consume no es potable, causando enfermedades estomacales y de piel.
Pobladores aseguran que la actividad pesquera es una de las más afectada, debido a que por la alta contaminación de los ríos los peces han muerto o no se reproducen, por lo que cada vez es más difícil encontrar peces para el consumo.
La deforestación indiscriminada de los bosques tropicales por parte de las transnacionales del carbón es otro de los problemas que acarrea consecuencias negativas para los humanos y demás seres vivos.
La contaminación auditiva, producto del ruido emitido por las maquinarias pesadas y las fuertes explosiones también ha dejado consecuencias graves entre los trabajadores y los pobladores, las casas agrietadas y perdida de audición son algunas de ellas.
Si hay bendiciones para la jagua
Hoy, la Jagua de ibirico, tiene mucho que decir al Karibe y al país frente a la agenda ambiental, pues es el tiempo donde proteger el ambiente es prioridad para la preservación de todas las formas de vida.
Los movimientos sociales y la gente del común que en las pasadas elecciones le apostaron al cambio, siguen en ese camino de construir políticas que le devuelvan la paz, la vocación agrícola en armonía con la naturaleza que apunten a reducir los niveles de miseria y pobreza.
Excelente sería que fuera la Jagua de Ibirico uno de los primeros pueblos que se desprendieran del extractivismo y los monocultivos. Tendría repercusiones nacionales e internacionales el hecho de que los jagueros y jagueras blindaran sus territorios y sus acuíferos de la minería extractiva, serían un ejemplo a seguir.
Como dice su himno, “es un pueblo altivo donde viaja el sororia contando su historia y el nativo lucha y seguirá luchando buscando prosperidad”…
Sumario: Es importante destaca que la mina de la Jagua de Ibirico es la cuarta mina a cielo abierto más grande del mundo y una de las más importantes en Colombia.