“Los grupos de violencia paramilitar actúan con la complacencia del Estado”
Líder del movimiento socio político regional de Caribe. Luchador barrial en sus primeros años y ahora formador de líderes. Toda una experiencia de vida. Sus análisis en esta entrevista son de mucha importancia por que constituyen una mirada critica y de futuro.
La preguntamos al líder José Maestre Gómez (JMG) .
¿Cuáles son los grandes problemas de la Región Karibe?
JMG: “Como todas las regiones del país hay una situación muy fuerte por falta de empleo y salud. Pero hay una situación critica que tiene que ver con la violencia. Una parte de esa violencia es ejercida por los grupos paramilitares, antiguos y emergentes, que hacen presencia en la región karibe y que de una u otra forma ejercen un control social en los territorios donde se encuentran. Ese control social se manifiesta en control de la movilidad de la gente, el control de la economía; ejemplo de ello son las plazas de mercado, y todo eso se refleja en ese control social. Que es muy notorio en Córdoba, Atlántico, Sucre y en cierta forma en algunas áreas del departamento del Magdalena.
Otro problema es el conflictos e inseguridad en la región Karibe, que es más visible en las barriadas populares y se da en dos formas: Uno es la visibilización de conflictos entre moradores y habitantes de barrios que en oportunidad salen a confrontarse por el tema de las fronteras invisibles que tienen que ver por el diario vivir de ellos, por invasiones de terrenos y se dan enfrentamientos entre pandillas. En épocas de lluvias cualquier pretexto es motivación para enfrentarse en las calles. Otra forma de esta violencia la ejercen los grupos del microtráfico por el mercado. Existen zonas donde hay enfrentamientos permanentes por el control del negocio del narcotráfico, que alimenta esta violencia utilizando a muchachos de las mismas barriadas.
Pero hay otras expresiones de violencias que han aumentado; los feminicidios, los atracos, los robos, los suicidios, el boleto de los comerciantes, todo esto afecta a las comunidades. Podemos decir que hay un temor de los habitantes por estas expresiones armadas que quieren controlar la cotidianidad de la Región Karibe. Hay una ausencia del Estado de manera total y muchas veces los grupos de violencia paramilitar o delincuenciales actúan con la complacencia y en engranaje con el Estado, lo que lleva a que no hagan nada. Son cómplices, agenciadores de violencia por que en muchas formas ejecutan gente en nombre de los grupos paramilitares o entregan listados. Es una situación de inseguridad y zozobra que se vive y se siente en la región.
El desempleo y las pocas oportunidades de vida son un motor que impulsa esta violencia por que muchachos sin opciones de buena vida ceden ante la incitación de unos miles de pesos, lo que los lleva a colocarse al servicio del narcotráfico, el paramilitarismo, el sicariato o simplemente a delinquir para conseguir lo que les han inducido a soñar”.
¿Cuáles serian las posibles soluciones?
JMG: “Pensar en soluciones a corto plazo es complicado, por que si no se desactiva el narcotráfico que es un motor y alimenta a estos conflictos, no va a haber solución. Hemos pensado que de pronto con el nuevo Gobierno se pueda lograr un tipo de injerencia e influencia en las comunidades, pero eso no esta para lo inmediato y habrá que hacer una reorientación de las actividades del mismo Gobierno y las actividades de las organizaciones comunitarias para ofrecer nuevas oportunidades a las muchachadas de los barrios que son las más afectadas. Como digo el problema del desempleo es en toda Colombia y la solución no está a la mano todavía”.
¿Cómo incide el conflicto armado y la insurgencia en el Karibe?
JMG: “Realmente uno afirmar que el conflicto armado entre Estado e insurgencia en la región no es tan notorio. El conflicto la gente lo ve como acciones y enfrentamientos que están pasando en otros territorios, en otras regiones, pero que a los karibeños realmente no nos están tocando. Esta es la visión propia y algunos comentarios que le hace a uno la gente. Más que todo se siente la presión de estos grupos paramilitares que si influyen mucho en el diario vivir, en la cotidianidad de la gente y la población del Karibe colombiano. Es tan fuerte su presencia que cuando ellos deciden parar la región la paralizan. El año pasado hicieron dos paros y se sintieron en tiendas y negocios.
De parte del paramilitarismo hay una presión fuerte hacia los líderes comunitarios habiendo territorios vedados para la presencia y circulación de los líderes. Quien vaya a estos territorios lo hace con el riesgo de su vida, tal como aconteció en la Sierra Nevada de Santa Marta con una pareja de ambientalistas que fueron asesinados por los paramilitares”.
¿La paz total como suena?
JMG: “La paz total no viene siendo un acontecer que esté en el diario vivir de la gente. De pronto hay opiniones cuando estos grupos de narcos, de paramilitares plantean algunas cosas pero la gente lo mira con recelo por que la gente piensa, y yo también lo pienso, que eso no va para ninguna parte, ni tiene ningún efecto por que la razón de su existencia como grupos que es el narcotráfico, sigue viva.
La esperanza es que con esto de paz total logremos que haya una apertura y posibilidad de que la gente vuelva a retornar a los territorios”.
¿Y que han hecho los liderazgos en torno al tema de la seguridad?
JMG: “Pienso que en este tema hemos sido mas bien expectantes. Solamente nos encargamos de reproducir las noticias, decir que la cosa esta fregada, que la vaina esta jodida en las ciudades pero más allá de esto casi nada.
En esta situación tanto en el movimiento social alternativo, como en el Gobierno no se ha visto una solución. Pienso que con este nuevo gobierno es posible que se abra una oportunidad y en alianza con las comunidades se logre ir erradicando e ir solucionando estos problemas que tienen que ver con la falta de oportunidades. Es importante que las comunidades nos apersonemos del problema en una fase de resocializar a esos muchachos y de orientar políticas con más oportunidades. Tratar de ganar en educación hacia los muchachos. Es una tarea compleja pero no imposible.
En el Magdalena hay un gobierno alternativo desde hace 10 años que ha hecho muchos cambios pero, no ha logrado desactivar esos conflictos y problemas por que no tenemos todavía la posibilidad de brindar empleos, de la educación gratuita a todos los niveles y cuando se ofrecen becas gratuitas no hay participantes para que la adquieran. O sea que nos enfrentamos a un problema de muchas raíces en cuyo centro esta la participación de la gente, su comprensión, apoyo y estimulo”.
¿Si la familia y la comunidad no están presente es poco lo que se puede hacer?
JMG: “Todo esto pasa por entender que la familia y la comunidad debe ser un soporte importante para relanzar la vida de nuestros muchachos, para salvarles las vida, para reeducarlos. Sin esto no es mucho lo que podamos hacer. Pienso que esta parte del ser karibeño que esta lleno de tanto afecto, de tanto querer, de proteger y de amar a nuestros hijos e hijas se ha ido perdiendo. Uno mira en el Magdalena que ese papel de la mujer, de la mamá y de la abuela se ha perdido mucho y junto a todo ese paquete tecnológico globalizado de la televisión, las redes, entre otros, que como elementos externos, van constituyendo una transculturación en donde se pierden esos valores y la unidad familiar se ha deteriorado y hay que rescatarla.
El karibeño es un ser amoroso, es cariñoso y eso se ha perdido siendo víctima del desarrollismo perdiendo el sentido de familia. En los trabajos que estamos haciendo uno ve que la relación de la abuela con los nietos se ha perdido. Cuando una abuela moría era un tremendo acontecimiento por que era la rectora del hogar. Ese amor y ese cariño hay que tratar de recuperarlo. Eso es el karibeño, amor, sencillez y solidaridad”.
¿Hay una ruptura del tejido familiar y comunitario?
JMG: La ruptura amorosa es notoria sobre todo en los centros poblados y comunidades más grandes donde dejamos de amarnos, de querer al hermano, al vecino, a la comunidad y si no lo recomponemos vamos a fracasar como proyecto social, más cuando uno sabe que todas las comunidades están estratificadas donde esta todo un sector de la población llamada marginada, donde tendemos a perder el amor y se nos a metido hasta los tuetanos el individualismo, la competencia de la sobrevivencia.
La estratificación nos ha vendido la falsa idea de que el 6 y el 5 somos distintos y no debemos unirnos sino pelear para salir adelante cada uno. Eso de los estratos nos ha puesto a pelear por quien es más jodido y menos jodido y hasta pena le da a la gente ser del estrato 6.
Cuando el amor se pierde fluye la incomprensión, la violencia. A pesar de ser los costeños una gente con fama de machistas aquí no se presentaba ese nivel de feminicidio ni sus barbaras expresiones de hoy y tan notorias, sobre todo en Barranquilla y Cartagena.