Karibeño Rebelde

SE ARMA EL BOLO BOLO EL 11

Karibeño Rebelde

Edición Nº 260


En los primeros 10 días del mes de noviembre el ambiente social en la ciudad de Cartagena estaba lleno de desosiego. Algo bullía en esa sociedad de unos 20 mil habitantes. Sus murallas escuchaban y hablaban una diversidad de lenguas. La comunicación boca a boca fluía por todos sus poros sociales: los dueños del comercio o comerciantes, artesanos fabricadores de todo, los de la milicia de una ciudad fortificada para evitar el saqueo de los piratas, dueños de haciendas y de personas esclavizadas, los pobladores de los cuatro barrios reconocidos como tal y una vecindad de negros descendientes de África que lo llaman arrabal de Getsemany en todo el centro de la ciudad amurallada.

Toda la ciudad era un bullicio. Se respira un gran descontento, muy generalizado, que se iba haciendo más fuerte en la medida en que se acercaba el 11 de noviembre de ese año de 1811. Como en la novela de García Marques todos sabían que algo iba a pasar. Se estaba armando el bolo bolo.

Toda la sociedad tenía un motivo para hacerse sentir. Los comerciantes un grupo social que era un cinco por ciento de la población, se dice en la historia que eran unos 50 con sus familias y los esclavizados, manejaban la economía, la política y eran oficiales del ejército, se sentían menospreciados en sus derechos de igualdad por los señores que gobernaban desde España y desde Bogotá. Ellos querían libertad, aun cuando ellos negaban la libertad a las personas esclavizadas.

En Cartagena había en esos años un grupo social de negros y mestizos libres que habían logrado zafarse de la esclavitud, entre ellos Pedro Romero. Estos también querían una igualdad efectiva en derechos y de ser parte de esa sociedad que les negaba derechos a la educación y ocupar cargos públicos, a ser parte de la administración política.

También había un grupo social más grande de artesanos, zambos, mulatos (palabra no correcta), de personas mezcladas de indios, negros y una variedad grande también tenían aspiraciones por que la comida estaba cara y escasa, ademas de tener menos derechos.

Un ejército grande y una mala alimentación

Cartagena tenia un numeroso ejército y una oficialidad que gastaba todo lo que entraba de dinero y no le alcanzaba. Y para cubrir todos los gastos tenía que recibir dinero de otras provincias o empeñarse a los comerciantes. En los mandos del ejército estaba una persona que había logrado ser coronel, un negro afro de nombre Pedro Romero de mucha influencia y simpatía en los barrios de la pobreza y en los artesanos. Este grupo social era un bastión en la defensa de Cartagena ante los piratas. Los pobladores del barrio Getsemany en su mayoría eran milicias que formaban parte del batallón de lanceros encargados de la defensa de Cartagena. Siendo Pedro Romero un oficial del ejército a su hijo no se le permitía estudiar en la universidad de Santa fe de Bogotá.

Los alimentos eran muy costosos y de mala calidad. La harina se conseguía más barata y de mejor calidad comprada a los comerciantes de Estados Unidos. Y desde Bogotá y España no se permitía comprar esa harina, lo que metía en contradicción al gobierno de Cartagena con España y el gobierno de Bogotá. Por eso los comerciantes pedían tener autonomía para hacer sus negocios y seguir con el contrabando.

Era tanta la tensión que un día la clase gobernante, comerciantes y hacendados de Cartagena, les hicieron mamola a una ley sacada desde España el 4 de abril de 1811, la cual prohibía comprar harina proveniente de los Estados Unidos. Esta vez llegaron numerosos barcos con comida de todo tipo para abastecer a Cartagena y se tensionó la cuerda hasta casi romperse.

Estalló la vaina por los cuatro costados de Cartagena

Y estallo la vaina el 11 de noviembre. Cartagena la del centro amurallado fue tomada por un gentío. El cabildo de Cartagena de mayoría comerciantes se reunió y lanzó la proclama de un gobierno propio sin depender de Santa Fe de Bogotá. Allí llegó Pedro Romero con su batallón de lanceros y con una multitud de negros, mulatos, zambos, artesanos y gente del pueblo bajo y exigieron que se declara la independencia de España también. Fue tanta la presión de los alzados que el Cabildo se vio obligado a esa declaratoria. Y cuando se reunió la constituyente de Cartagena se logró hacer una ley de libertad para los esclavos y hacer un fondo para pagar la liberación de otra cantidad que estaban en manos de hacendados.

La proclama de independencia es lo que se conoce hoy como la lectura del bando con que se da comienzo a las festividades del 11 de noviembre.

Será que habrá otro bolo bolo

La situación hoy en la ciudad de Cartagena está llena de muchas dificultades para que todos y todas gocemos de una buena vida. Una banda política tiene una rosca grande con la que se roba todo lo que es de todos. Esa minoría política vive de la corrupción, del atraco a nuestros bolsillos y envenena a una cantidad de jóvenes con todo tipo de drogas y el único empleo que le ofrece es ser sicario y distribuidor de drogas. Las jóvenes y niñas han sido prostituidas por esa camarilla que se enriquece con los cuerpos de ellas ofreciéndolas a un turismo maldito.

Cartageneros será que nos quedaremos callados y no seremos capaces de armar un bolo bolo para que esta vaina cambie.

Creemos que si. venga esa vamos pa’ esa… hagamos entre todos una nueva proclama por la vida sana y digna que todas y todos nos merecemos

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