
TODOS CONTRA TODOS LAS MIL Y UNA DISIDENCIAS
Karibeño Rebelde
Edición Nº 275
Por Máximo Giménez
Gentil Duarte encabezó uno de los sectores que decidieron no ir al proceso de desmovilización y desarme que encabezó el antiguo secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y terminó asesinado en un campamento de las mismas disidencias, en uno del autodenominado Frente 33 para más señas.
En la serranía del Perijá cayó asesinado por un comando del ejército y mercenarios extranjeros, Jesús Santrich; luego se supo que con la complicidad de gente del mismo grupo.
Ya antes habían muerto en situaciones muy parecidas, Romaña y el Paisa. También el jefe de uno de esos agrupamientos, Iván Márquez, por poco pierde la vida en un atentado similar.
Antonio Medina, desertor de las antiguas FARC quien fue capturado y llevado a la cárcel salió de allí por el acuerdo de paz y regresó a Arauca a comandar una de esas múltiples disidencias.
En ese mismo momento que se desarrolla la confrontación del Catatumbo, las empresas informativas anuncian el hallazgo de más de 20 muertos por combates entre grupos bajo el mando de “Iván mordisco”, contra grupos de “Calarcá”.
El hecho de que la inteligencia enemiga tenga información de primer orden cuando la necesita, deja una interrogante muy grande sobre lo que se mueve de verdad ahí.
Contra la población civil.
La disidencia de Medina y alias “Pescao” fue la que explotó un carro bomba contra la sede las organizaciones sociales en Saravena.
En el Cauca las disidencias han perseguido y asesinado liderazgos sociales e indígenas.
En el Catatumbo la disidencia del 33 asesinaron al señor Miguel Ángel López dueño de una funeraria, su esposa y su pequeño hijo con la macabra intención de culpar de esa masacre al Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Divide y vencerás.
Hay un propósito que no es siquiera del Gobierno Colombiano sino de los gringos que desde sus cómodas sillas en Washington, deciden guerras, invasiones y genocidios.
Lo estamos viendo en Siria ahora mismo donde múltiples siglas se siguen peleando el control del país; a Ecuador y Haití las llenaron de bandas que se disputan las calles y los mercados de la droga mientras se refunde la lucha contra la corrupción y el hambre y todo esto con un solo objetivo: Que ya no parezca lucha de clases sino guerras entre bandas. A eso quiere llevar el plan gringo el conflicto Colombiano en esta nueva etapa.
Preparen! Apunten! Mientan!
Esa parece ser la consigna de las empresas informativas del país encadenadas con las de nivel mundial.
Diana Saray de Caracol acusa a las organizaciones sociales del centro oriente de pertenecer al ELN y a los pocos días es asesinado Josué Castellanos, uno de sus dirigentes.
Otra más; acusan al ELN de la masacre del dueño de la funeraria y su familia en Tibú, aunque después investigaciones de la misma policía comprueben que fueron las disidencias; desde el punto de vista de ellos el “trabajo” está hecho y aunque se rectifique, el impacto de la primera información tiene su propio peso.
Con la misma lógica ahora se toman el trabajo de llevar a las disidencias del 33 casi que al papel de víctimas cuando en realidad llevan rato agrediendo a las comunidades de la región. Para eso no han dudado en abrirle las páginas de semana “al mando” de Salud Hernández Mora, o las del espectador de los Cano, o los micrófonos de emisoras como la W.
No nos asombremos; nos enfrentamos a empresas mundiales de la información que son capaces de vender la idea que en Gaza los niños y niñas son terroristas y pertenecen a Hamas, que Donald Trump es un abuelo bonachón y que Israel asesina a esos infantes pero hay que pasarlo de “agache” porque son el “pueblo elegido de Dios”.
Hace algún tiempo que a la par que resuenan los tiros en el campo de combate, el ruido de las cámaras, los micrófonos y los titulares de la noticias hacen parte del arsenal con que se desarrolla la guerra.

