Historias

COMANDANTE JOSÉ MANUEL MARTÍNEZ QUIROZ

Karibeño Rebelde Edición No. 252


José Manuel Martínez Quiroz nació en Valledupar – Cesar en 1938. Allí vivió su infancia y juventud, en las condiciones de una familia de clase media para aquella época.

Es asesinado el 28 de septiembre de 1978 a sus 40 años de edad, en la ciudad de Bogotá, luego de ser detenido y torturado por miembros de inteligencia enemiga que operaban ilegalmente como los denominados «escuadrones de la muerte», figura creada simultáneamente en varios países de América Latina como mandato de la doctrina gringa, pues se vivía el contexto de las dictaduras militares en la región. Estos escuadrones señalaban sus asesinatos con la sigla de la triple A (Alianza Americana Anticomunista), en Colombia aquella red paramilitar fue conformada en pleno Estatuto de seguridad y Estado de sitio, declarados por Turbay Ayala para reprimir al pueblo y sus luchas.

Desde muy joven, José Manuel Martínez empezó a destacarse como líder intelectual y a demostrar su notable capacidad política, pues luego de terminar de manera sobresaliente su bachillerato, decide aspirar por un cupo en la Universidad Nacional de Bogotá, para ello deja su hogar en tierras vallenatas y se aventura en la búsqueda de un cupo universitario, esto acontece en pleno periodo de la dictadura de Rojas Pinilla en 1954.

Logra aprobar los exámenes de admisión a sus 16 años y para ese momento sólo se admitían a la carrera de derecho a personas de más de 18 años, pero por su destacada capacidad intelectual, los directivos de la Universidad tuvieron que modificar asuntos administrativos y aceptar su ingreso a la facultad de derecho.

En uno de los pasillos del viejo edificio de «la nacho» en Bogotá, donde Martínez Quiroz se formó intelectualmente, allí donde dio discursos, donde conoció a Camilo Torres Restrepo, al sociólogo Karibeño Orlando Fals Borda y a otros intelectuales Colombianos, permanece para la memoria histórica esta placa de mármol como homenaje póstumo de los estudiantes que reconocen la grandeza y enorme capacidad de nuestro líder eleno, legado que permanecerá siempre vivo, pues con sus acciones e ideas sembró semillas de rebeldía en el pueblo colombiano que todavía se siguen multiplicando.

Otro factor influyente en la formación política e ideológica del comandante Martínez Quiroz durante su época estudiantil, fue que pudo vivir con fervor las luchas y movilizaciones estudiantiles que se dieron en Bogotá en contra de la dictadura de Rojas Pinilla. Así mismo, pudo alimentar sus esperanzas e ideas de revolución, sintiendo personalmente el estallido y triunfo de la revolución cubana al calor de los debates políticos y académicos que se daban en la Universidad Nacional y en otras Universidades de Colombia, que veían en Cuba un ejemplo y referente a seguir.

En ese contexto, José Manuel Martínez tuvo un acercamiento a las Juventudes del Movimiento Revolucionario Liberal -JMRL-, allí pudo conocer a Manuel Vásquez Castaño, e ir gestando junto a él un puente entrañable de amistad y de afinidad política, que más adelante los llevó a dar estructura y proyección al ELN.

José Manuel Martínez Quiroz tuvo la oportunidad de viajar a la China revolucionaria y participar como delegado de Colombia en un encuentro de líderes revolucionarios a nivel mundial, eso enriqueció su experiencia y visión estratégica de la teoría y la acción revolucionaria, en esa ocasión tuvo la posibilidad de conocer personalmente al líder Mao Tse-Tung.

De su personalidad y forma de ser, se destaca y nos queda como ejemplo a los guerrilleros su sencillez, humildad y total entrega a la lucha revolucionaria. Siempre es recordado por quienes compartieron con él, por su capacidad para demostrar infinita coherencia entre sus palabras y sus actos; por estar siempre impulsado a realizar gestos de solidaridad y fraternidad con un total desprendimiento de lo material. Pues a pesar de pertenecer a una familia relativamente acomodada, jamás renegó o desistió de la lucha, jamás traicionó, jamás se dejó seducir por la vanidad, la opulencia y las prácticas individualistas que tienden a dar prioridad resolver los asuntos personales por encima de las necesidades de los demás.

EL FRENTE UNIDO Y EL TRABAJO URBANO


En su paso por la Universidad Nacional, tuvo la oportunidad de conocer y compartir personalmente con nuestro Comandante Camilo Torres Restrepo, quien en ese momento era profesor. Luego de establecer una amistad y compartir un mismo horizonte político, ambos recorrieron varias plazas, parques, auditorios y tribunas de Colombia difundiendo las tesis y motivando la organización política del pueblo a través de la propuesta organizativa del Frente Unido del Pueblo. Esto ocurrió a finales de 1964 y comienzos de 1965, época en la que el ELN empezaba a desarrollar el trabajo político organizativo en lo urbano y daba crecimiento a su estructura guerrillera rural.

Por su capacidad y convicción, José Manuel Martínez es nombrado a principios de 1965 por Fabio Vásquez Castaño, como el primer jefe de la red urbana del ELN en Bogotá, por asuntos de compartimentación, Martínez Quiroz toma como nombre de guerra el seudónimo de Abraham, y a solicitud de Camilo, se mantiene en la ciudad trabajando como su asesor político personal. Cuando Camilo se vincula a la columna armada, José Manuel Martínez Quiroz queda a cargo del periódico del Frente Unido. Desde allí se entrega a su labor revolucionaria con enorme energía al efectuar la propaganda entre las comunidades populares.

La mayoría de los artículos del Frente Unido que fueron publicados después de octubre de 1965, fueron escritos por Martínez Quiroz, fueron artículos llenos de claridad y sencillez, lecturas accesibles al lector menos preparado, mostrando la situación de los trabajadores carentes de derechos, hablando de la cruel explotación a la que los humildes eran sometidos por los capitalistas, esclareciendo los senderos de la lucha de clases populares por su liberación.

Por su formación académica tuvo un profundo conocimiento del marxismo y supo aplicarlo con destreza a la realidad colombiana. Dentro del ELN se distinguió por ser uno de los primeros jefes urbanos que planteó la alianza de los marxistas con los cristianos.

GUERRERO DE MIL BATALLAS, FORJANDO EL SER ELENO EN MEDIO DE LAS DIFICULTADES.


Por su destacado activismo y compromiso, José Manuel Martínez fue constantemente perseguido y vigilado por el enemigo. La agresividad y temor del Estado ante las masivas luchas y movilizaciones populares que se dieron en las décadas de 1960 y 1970, intensificaron la violencia y las formas de persecución de la oligarquía en contra del Pueblo.

A pesar de haber sido capturado en cuatro ocasiones y de haber estado varios años detenido, siempre supo sobreponerse a todas las dificultades y forjar su espíritu rebelde como militante eleno ejemplar, reafirmando siempre su compromiso en medio de unas condiciones muy difíciles de seguridad, con una logística muy limitada, en medio de las condiciones económicas más precarias que ha tenido la organización en toda su historia, y enfrentando profundos debates por el surgimiento de contradicciones ideológicas y de perspectiva con otros compañeros.

Fue capturado por primera vez por el enemigo en 1968 y condenado a seis años de prisión por el delito de rebelión, él desarrolla su propia defensa jurídica desconociendo al Estado burgués y defendiendo su legítimo derecho a la rebelión, refirmando desde lo jurídico, su reconocimiento a los principios revolucionarios desde las filas del ELN.

Estuvo preso por tres años en la Picota de Bogotá, sale en 1972 y se vincula a la columna armada guerrillera rural de Fabio Vásquez, allí vive con intensidad los dramáticos episodios de la operación Anorí en octubre de 1973. Además del duro golpe moral recibido por la noticia de la muerte de su compañero y amigo Manuel Vásquez Castaño y de más de cien guerrilleros en Anorí, a los pocos meses, estando en el Bagre – Antioquia, es asaltado por el enemigo el campamento donde José Manuel se encontraba, allí queda herido, es dejado inconsciente y nuevamente es detenido por el enemigo. A mediados de 1975 sale en libertad de nuevo.

Apenas sale de la cárcel, dedica todos sus esfuerzos humanos a tratar de reconstruir la Organización urbana a nivel nacional. Su alta figura, aunque frágil físicamente, se templa y multiplica al paso de cada día; por la carencia de recursos debe recorrer Bogotá de sur a norte a pie, sin un sólo centavo en el bolsillo para garantizar su transporte o su alimentación.

En varias ocasiones llegaba a otras ciudades a cumplir citas y desarrollar misiones organizativas sin tener ni siquiera para el pasaje de regreso; la mística siempre fue su compañera en aquellas jornadas tan carentes de recursos pero tan ricas en dignidad, humildad y entrega revolucionaria. Después del “Febrerazo”, que fue una operación militar urbana del enemigo en contra del ELN ocurrida en 1977 donde detienen a más de 200 personas, el comandante José Manuel Martínez Quiroz es asignado por el mando central para reconstruir y seguir reorganizando los núcleos urbanos de Bogotá.

Su figura se vuelve colosal para enfrentar la posición liquidadora de muchas personas que luego del golpe de Anorí, de la salida de Fabio Vásquez, y del temor provocado por las detenciones ocurridas en el febrerazo, abandonan al ELN y toman una actitud donde reniegan de la lucha revolucionaria. Este contexto coloca al ELN en su más profunda crisis histórica. En ese momento, todos los pensamientos, actos, fuerza y voluntad del comandante José Manuel Martínez estuvieron orientados a salvaguardar, a acrecentar, a defender y a proyectar lo conquistado por el ELN como proyecto histórico del pueblo, que no podía desaparecer bajo ningún motivo.

Hoy vemos que su esfuerzo fue determinante para ayudar a levantar a la organización de esa dura crisis, pues con sus acciones e iniciativa logró elevar la moral y la convicción a otras y otros compañeros, logró irradiar con su ejemplo el camino que se debía seguir, y mantuvo como un gigante colosal la voluntad de continuar con firmeza, lealtad y coherencia hasta las últimas consecuencias, pues solamente fue gracias a esa fuerza y determinación como se pudo salvar al ELN. Hecho que en la actualidad se vuelve doblemente heroico al ver las difíciles condiciones en las que estuvo el comandante, pues no contaba con recursos económico, disponía de poco armamento, tenía una logística muy limitada y estaba prácticamente sólo en esa labor como conducción.

Del Comandante José Manuel Martínez se debe destacar su espíritu de integralidad y de superación intelectual.

Siempre se preocupaba por estar atento a los acontecimientos de la región y el mundo. En sus intervenciones públicas defendía la necesidad de que todo revolucionario asumiera una actitud internacionalista, fue un enamorado eterno de la Revolución Cubana, nos enseñó a quererla y sentirla como propia. Cada vez que tenía oportunidad, motivaba y provocaba espacios permanentes de charlas de formación con militantes y simpatizantes, donde explicaba la teoría marxista, describía las diferencias entre las corrientes latinoamericanas, defendía y aplicaba los postulados y acciones del pensamiento camilista y guevarista, e insistía constantemente en la necesidad de que todo revolucionario debía estudiar para formarse y estructurar su pensamiento.

NI LA TORTURA NI LA MUERTE DOBLEGARON SU LEALTAD Y COMPROMISO


Sobre la muerte del comandante José Manuel Martínez Quiroz hay varios interrogantes, así como con la muerte de otros militantes y revolucionarios. Lo ocurrido fue una ejecución extrajudicial propia del terrorismo de Estado.

Su cadáver es encontrado el 28 de Septiembre de 1978, en un terreno abandonado en Sibaté, municipio ubicado en las afueras al sur de Bogotá, pero presuntamente él fue capturado tres días antes por los servicios de inteligencia enemigos. Su cuerpo presentó macabros signos de tortura, algunas de sus extremidades y su rostro quedaron destrozados, quemados y desfigurados por la sevicia y el odio por la vida de quienes lo torturaron, triste pero reiterada actitud en el comportamiento del enemigo, que se ha caracterizado por la ausencia de principios éticos en la implementación de su doctrina asesina.

Pero hay algo que debemos analizar, y es que si al comandante José Manuel Martínez ya lo había capturado el enemigo en otras ocasiones, ¿porque en esta ocasión lo detienen, lo torturan y lo terminan asesinado? esto se explica por un hecho sobresaliente, y es que posiblemente los servicios de espionaje enemigos sabían o tenían indicios de que la conducción del ELN se iba a reunir para esos días, y deciden detener y torturar al comandante para presionarlo con la finalidad de que él dé la información del lugar donde se iban a reunir los mandos que para ese momento tenían proyectado estructurar la Dirección Nacional del ELN.

A esa convocatoria o reunión se le conoce como la “Segunda Reunión Nacional de Responsables”, en la que el comandante Martínez Quiroz debía participar y tenía pleno conocimiento de todos los detalles logísticos.

La reunión se llevó a cabo los primeros días del mes de octubre de 1978 en el departamento del Huila, allí se conformó la Dirección Nacional Provisional (DNP). Ese evento se realizó en lo alto de la cordillera oriental, en una zona de reciente apertura por parte del frente Manuel Vásquez Castaño, allá se reunieron los delegados de los frentes Camilo Torres Restrepo, José Antonio Galán, los regionales de la Costa Atlántica, Antioquia, Valle, Santander y se tuvo la ausencia del responsable de Bogotá, que era Martínez Quiroz; el objetivo de esta reunión era dar los lineamientos para superar la crisis que se tenía y emprender el difícil y arduo camino de la centralización nacional del ELN.

El hecho de que se hubiera realizado la reunión sin novedades de seguridad demuestra que, por encima del dolor físico o la presión psicológica, y ante la más cruel tortura enemiga, el comandante José Manuel Martínez Quiroz se erigió como un gigante, que no doblegó su lealtad, su dignidad, su sentido de pertenencia y su infinito amor por esta organización y este pueblo, pues si el comandante hubiera delatado la ubicación del sitio donde se iba realizar esa reunión, seguramente se habría dado un golpe mortal al ELN liquidando a los responsables que quedaban en la organización, y de haber sufrido ese golpe en medio de esa compleja crisis, las posibilidades de que continuáramos como proyecto guerrillero hubieran sido muy pocas.

En la primera Asamblea Nacional «Comandante en Jefe Camilo Torres Restrepo» que vino a ser el primer congreso del ELN, que fue realizado entre enero y marzo de 1986, el comandante José Manuel Martínez Quiroz fue honrado por la militancia elena, rindiendo a su memoria un merecido homenaje póstumo, asignándole el grado de comandante José Manuel Martínez Quiroz. Su obra y su ejemplo permanecen vivos y se acrecientan con el paso de los tiempos.

Así mismo, en el cuarto congreso del ELN en el 2006, nuestro Frente de Guerra Norte asume como propio el nombre del Comandante José Manuel Martínez Quiroz, homenaje más que merecido a un hijo de tierras Karibeñas y vallenatas, que con su heroísmo, ejemplo y dignidad; colocó en un escalafón muy alto la imagen del revolucionario karibeño. Por ello debemos sentir y vivir con profundo orgullo la memoria, el legado y la vida del comandante, que sigue y seguirá para siempre vivo con nosotros.

De ahí que, la mejor manera de recordarlo y honrar su memoria y su ejemplo es defendiendo y exaltando su esencia de revolucionario humilde; recordando, aprendiendo y aplicando en nuestro qué hacer cotidiano su ejemplo de entrega total, recordando también las dificultades que él vivió y valorando siempre la grandeza de sus acciones, propias de un auténtico revolucionario. Seguramente, si todos los guerrilleros karibeños tuviéramos la aspiración de «ser como él», seríamos compañeros y compañeras que ayudaríamos mucho al crecimiento ético y político de la organización.

Hoy más que nunca debemos estudiar, recordar y materializar las ideas y el ejemplo de nuestro comandante José Manuel Martínez, si lo hacemos seguramente podremos avanzar en el desarrollo de los planes operativos y estratégicos, y avanzamos en el propósito de la construcción del socialismo, logrando las aspiraciones históricas de él y de otros líderes elenos que aportaron todas sus energías y esfuerzos en la labor de construir una nueva nación, de seguir alimentando las aspiraciones de lucha y la rebeldía del pueblo Karibeño, y seguir dedicando esfuerzos e ideas para seguir juntando y organizando la unión de los pueblos de América Latina.

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