Historias,  Rebelde

Formación político militar básica. Las primeras operaciones militares

Luís Carlos Guerrero “Mosquerita”


La esencia para hacer una revolución es querer y amar a la gente”.

Manuel Pérez Martínez.


Todo el avance conseguido en los niveles organizativos tenía un fuerte basamento que lo constituyó la vida colectiva que la mayoría de los compas traíamos, pues no eramos un movimiento sino una organización política de masas con niveles de clandestinidad. Esto sirvió mucho para madurar con tremenda velocidad los primeros frutos. Y ya con estos estos niveles básicos de estructuración militante logrados durante todo 1984 y los primeros meses de 1985; con el mayor conocimiento de la política de la organización, se entra en un proceso de formación político militar a toda la estructura básica y el desarrollo de las primeras operaciones participando del paro nacional de 1985.

Mi persona fue muy consciente de que teníamos un reto durísimo consistente en meter a la militancia en el desarrollo de una operatividad militar, nuestro flanco de acción más débil. Y poco a poco esta reflexión se fue haciendo en la conducción donde ganamos consciencia del vacío militar que comportaba la estructura suburbana, además de la carencia de recursos bélicos pues no teníamos «ni una aguja para pinchar a un policía en la nalga», como decía el compañero Kalet Gómez, quien después fue el más afanado porque avanzáramos en este aspecto crucial de la lucha.

Todos decíamos “es hora de realizar operaciones militares” que vayan de lo simple a lo complejo. La única condición que le colocamos era de que fueran acciones pegadas a la lucha del pueblo, de sus intereses, que nos fortalezca el pegamento popular y nos vea la gente como una organización suya.

Con este enfoque comenzamos a desarrollar un primer nivel de formación con toda la militancia. Consistía en arme y desarme de armas cortas, su utilidad táctica; explosivos menores, armamento popular y la cuestión de propaganda armada. No me acuerdo ahora como fue exactamente la cosa, pero lo cierto es que nos conseguimos una pistola 762 y un revolver 38 marca Smith para desarrollar lo de arme y desarme; fuimos acumulando unos materiales químicos y todo lo necesario para comenzar la formación en la dirección del frente suburbano y de allí para abajo seguían la capacitación a los núcleos de militantes de tal manera que la dirección garantizaba formación a los colectivos de conducción por sectores y estos a los premilitantes y simpatizantes.

La meta era en un periodo de tiempo de un año tener toda la estructura formada en cuestiones básicas y un nivel de inteligencia para hacer operaciones sencillas que fueran calentando el ambiente de la militancia y en el territorio.

La idea era que todos los miembros de la organización quedaran habilitados para la operatividad. Y de allí para adelante todo el que fuera llegando al ELN, en calidad de militante o pre militante, debía pasar el cursillo político militar. Para las cuestiones de armamento popular nos apoyamos en dos cartillas, una fue la de armamento popular del Regional 2 de Medellín y la segunda fue un libro editado por los compañeros del MIR de Chile que era, para nosotros todos ignorantes, una maestría en explosivos y se convirtió en el libro de cabecera de todos nosotros y el mejor laboratorio de aprendizaje.

La detención de Samuelito

En medio de las carencias económicas que también teníamos fuimos cada colectivo pasando por los talleres político militares impulsando mucho la autofinanciación de los pasajes, la compra de los elementos para las prácticas y la comidita, que era de acuerdo a lo que cada colectivo conseguía porque aplicábamos mucho el esfuerzo propio que era una escuela que traíamos desde cuando iniciamos en el camilismo.

Cada colectivo tenía que conseguir los lugares para adelantar las prácticas porque, decíamos, para eso debían servir las relaciones y el territorio, compartimentando cada colectivo el lugar. Una falla que tuvimos en la dirección fue no tener el conocimiento de los lugares a fin de evitar que se repitiera el uso de algunos. Y esto originó la captura del compañero Samuelito pues el lugar que utilizó el colectivo estudiantil donde el pertenecía, lo había usado dos meses atrás un colectivo de obreros, a finales de 1985.

Era una zona periférica de la zona barrial suroccidental en las afueras del Barrio de Ternera, que era una especie de bosquecito pequeño que permitía hacer polígono con la pistola 7.62 pero sin hacer allí estudios teóricos, pues de acuerdo a las condiciones la parte teórica se hacía en otra parte, fundamentalmente en viviendas, para después hacer los tiros en otras partes y replegarse lo más antes posible antes de que se diera la reacción de la policía o de otro cuerpo de seguridad del estado al ser informado por vecinos o se presentara cualquier otra situación.

Igualmente la práctica del explosivo se hacía en lugares rurales con el apoyo del trabajo campesino o con relaciones propias o familiares cercanos. Este lugar donde se hizo el taller el colectivo estudiantil, lo habilitó el colectivo obrero solo para hacer la práctica de los tiros. Además, en este barrio vivían otros compas obreros los cuales quedaban cumpliendo, sin decirles la actividad, un papel de vigilancia y control porque sabíamos que en ocasiones se daban patrullajes por el ejército y el pase de policía porque por allí quedaba la cárcel nacional de Ternera.

Los compas del colectivo estudiantil van al lugar y hacen prácticas de explosivos y también de tiros, permaneciendo un tiempo demasiado largo en el lugar; además a raíz de la última práctica del colectivo obrero se había detectado presencia de inteligencia y mayor intensidad de patrullaje de la policía, de tal manera que los compas cuando van saliendo del bosquecito son requisados por la policía y Samuel asume la responsabilidad de todo.

El resto de compañeros fueron dejados en libertad y Samuel es interrogado diciendo que le había pagado un “cachaco” para que entregara esos materiales a una persona. Al preguntársele que en donde le habían pagado, Samuel dice que en un bar del municipio de Turbaco que se llama “El Pez que Fuma”, donde debía reportarse cuando finalizara la entrega. La policía lo sube al carro de patrulla y lo llevan al lugar que existe efectivamente y hace esperar a la policía más de una hora, tiempo suficiente para prender las alarmas en todo el estudiantado y los obreros quienes inmediatamente denuncian su desaparición.

Desde ese momento, en la estructura de dirección, cuando queríamos molestar decíamos “oye, nos encontramos en El Pez que Fuma” y nos cagábamos de risa todos. Una vez hablando con Samuelito sobre esto dijo que había pasado por allí y le llamó la atención el nombre y se lo grabó porque estaba un pez con un cigarro en la boca y cuando lo capturaron se acordó del sitio.

Las primeras operaciones militares

La dirección regulaba las pocas municiones con que contaba la estructura para que todos los participantes pudieran hacer un mínimo de prácticas de tiro y distribuimos la poca dinamita que conseguimos con los pescadores haciendo “pequeñas pruebas de explosivos para sentir el olor de la pólvora y el azufre”, decía el compa Juancho Piña del colectivo de conducción obrero sindical.

La formación político militar nos permitió una fuerza de 40 a 50 compañeros capacitados en asuntos básicos y un 80 por ciento de ellos en disponibilidad de hacer pequeñas operaciones y con mínimos elementos para recoger información y traducirla en inteligencia operativa. Se exceptuaban de estar en operaciones aquellos militantes que eran muy reconocidos legal y públicamente, que pudieran afectar notablemente la seguridad en caso de accidentes o detenciones. Eran excusados de participación directa pero comprometidos en inteligencias, apoyos y otras actividades que hacen parte de las operaciones militares.

Habíamos dicho que no se trataba de adquirir un simple conocimiento en cuestiones militares sino de también realizar acciones militares que pusiesen a prueba los conocimientos adquiridos y nuestra militancia guerrillera. La decisión de hacer operaciones militares trajo a debate y definición un elemento importante: la reivindicación de las tareas. Si debíamos reivindicarlas como ELN o mediante otra denominación.

Yo defendí la tesis de hacerlo con una denominación que nos ligara con las raíces populares e ir probando la reacción del enemigo para más adelante hacerlo como ELN. Finalmente todos coincidimos en la conducción que no era conveniente al principio hacerlo como ELN sino reivindicarlo como Comandos Cimarrones para darle una connotación más cercana a las raíces históricas del Karibe, reivindicar la lucha guerrillera del pueblo negro y su esfuerzo de libertad, medir la reacción del enemigo e ir adecuando aún más la estructura, sobre todo poner a salvaguarda a los militantes más visibles sobre los cuales el enemigo se podía ensañar.

Se hizo una operación de castigo contra la represión ejercida por una inspección de policía que había desalojado a los campesinos ocupantes del predio Membrillal en la Zona Industrial de Mamonal. Se le colocó un artefacto explosivo que destruyó las instalaciones de la inspección de policía en el Mercado Público de Bazurto, sin causar daños a la población lo que fue de gran impacto porque es un lugar atestado de gente. Ahora viene a mi memoria todo el trabajo de inteligencia realizado por Cristobal y mi persona para detectar el momento en que quedaba libre de gente el mercado y cuando se daba el cierre del establecimiento.

Determinado esto, precisamos el tiempo para producirse la detonación procurando no causar ninguna lesión a ninguna persona y hacer todas las pruebas necesarias para que detonara el explosivo. Nos apoyamos mucho en el trabajo de masas porque debíamos involucrarlo en misiones concretas a fin de irle dando una dinámica político militar.

También ubicar el lugar de la inspección de Policía donde se ubicaría el dispositivo con el explosivo, cómo llegar y colocarlo, a quien debíamos engañar y manipular de los funcionarios para hacerlo salir del lugar. En fin toda una operación con mucha minucia y detalles que nos costó aproximadamente un mes. ¡Pummmm!, se hizo detonando el explosivo a la una de la mañana que destruyó totalmente la inspección de Policía sin ninguna afección personal. Y por las noticias se lo atribuyeron al Comando Cimarrón, y los medios dijeron una nueva organización guerrillera destruye inspección de Policía del Mercado Bazurto, y que su lucha es con y para el pueblo.

Más adelante hicimos una quema simultánea de cinco buses, el 22 de octubre de 1985, un día antes del Paro Nacional, tarea exitosa que afectó el funcionamiento del transporte. De nuevo los comandos cimarrones en las noticias. Y nosotros más alegres y sonriendo todos porque habíamos comenzado un accionar que ya no tenía retroceso. Le dijimos a Kalet Gómez, mira ya le hemos puyado dos veces las nalgas a la policía. Y de nuevo los comandos actuando que alegría inmensa de todos.

Ese mismo 1985 en diciembre asaltamos un carro de la Coca Cola para recoger fondos, se repartieron las gaseosas a la comunidad cercana. En febrero de 1986 arrancamos con la campaña de pintas para reivindicar al comandante Camilo Torres Restrepo. Todo sin ninguna novedad, lo que aumentó la confianza de nuestra fuerza.

Más adelante, en 1987, se dieron tareas militares de mucha importancia: la emboscada y aniquilamiento de una patrulla de la Policía en el Cerro de la Popa; el ataque múltiple a varios CAI con tumbada de la energía eléctrica durante 12 horas en toda la ciudad de Cartagena. Para 1991 se da la toma de la Casa de Rafael Núñez cuando el proceso de la Nueva Constitución, de mucha resonancia nacional por lo acertado en esa coyuntura. Esta última tarea fue ya realizada como los comandos cimarrones del ELN.

La cosecha comienza a aportar a lo nacional del ELN

Para mediados de 1984 participé como miembro del Regional 5 en la Comisión Nacional Obrera (CON). Con esta misión se tejieron lazos en todo el regional porque nos interelacionaríamos con las dinámicas obreras de todo el Karibe colombiano. También se asignó al compa Mestizo para representar al Regional 5 en la Comisión Nacional Estudiantil. En la medida en que íbamos estructurando el trabajo militante regional, nos preparamos para estar en disposición de lo nacional, porque la conciencia fue la de pertenecer a una organización nacional y que pertenecíamos a ella desde una parte regional y de frente suburbano.

En la CON fui elegido para participar de la Primera Asamblea Nacional y fui ratificado por la Comisión Nacional de Masas y en consenso con todas las estructuras urbanas del Regional 5, Miguel Enriques, asignan al compañero Kalet Gómez Padrón, para que asista en representación del Regional 5 a la primera Asamblea Nacional. De esta manera de la estructura o frente suburbano B-9 vamos dos compañeros a la Primera Asamblea Nacional.

También están presentes en la asamblea compañeros del Proyecto Bosconia, que estaba naciendo en el departamento de Córdoba, representado por Carlos. También participa el Frente Luís José Solano Sepúlveda, del Sur de Bolívar. Todas son estructuras del Norte del país. Todo esto redunda en mayor apropiación y aporte a la política nacional de parte de los costeñoles.

En la asamblea nacional es elegido a la Dirección Nacional el compañero Bautista, que es nombrado en el Pleno del organismo como el responsable del Frente de Guerra Norte. Con la presencia de Bautista -a mitad de 1986- se abre una nueva fase en todo el norte del país y nuevas realidades político militares se echan andar.

Antes de la llegada del compañero DN se produce la salida de Miguel y de la compañera Ruth del frente suburbano de Bolívar y también sale mi persona de la dirección de la estructura y paso a tiempo completo a la CON y a la Comisión de Masas Nacional. Con la llegada del DN se da la captación de Cristóbal para la conducción del Frente de Guerra, lo que deja un tanto debilitado el organismo de conducción del frente suburbano y se incorporan nuevos compañeros, entre ellos los compañeros Diego y Efrén que vienen de lo obrero y estudiantil. Efren es otra participación afrodescendiente en la conducción de la estructura urbana que ha sido un aporte significativo desde lo tiempos en que estuve en la conducción de la estructura.

La dirección quedó establecida de la siguiente manera: Efrén, Rafael, Pablo y Diego. La estructura entra en proceso de estabilización.

Hasta aquí llega este breve relato de un caminante eleno en su primera parte, hasta este pequeño instante de su vida de lucha que en un primer tramo abarca hasta la fundación del frente suburbano de Cartagena, del norte y centro de Bolívar que más tarde adoptaría el nombre de Héroes de Cartagena, estructura urbana del norte de Colombia.

De aquí en adelante se inicia otro tramo del ancho camino que será narrado en una segunda parte de La historia de un caminante, desde su caminar en la Comisión Obrera Nacional y su posterior retorno al Karibe colombiano a integrar nuevamente el Frente de Guerra Norte.

Todos los afectos y agradecimientos a todos los otros de cientos de caminantes iluminados por Elegua. Ellos están presentes.

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