Historias,  Rebelde

LA HISTORIA DE UN CAMINANTE

Por Luís Carlos Guerrero “Mosquerita”

La esencia para hacer una revolución es querer y amar a la gente”.

Manuel Pérez Martínez.

Un filosofo boliviano, Rafael Bautista, nos dice que “por lo general los que hacen historia no siempre son recordados en los libros de historia. Sin embargo son ellos, héroes anónimos a quienes debemos hoy esta nueva oportunidad de cambiar el mundo, nuestro mundo. Ofrendaron sus vidas, quizás no de modo consciente, pudimos haber sido nosotros, pero fueron esas vidas las que cobro el enemigo y su sed de muerte y venganza”.

Continúa: “Por lo general lo que se suele hacer es dedicarle un minuto de silencio. Pero el silencio ya no nos basta, Hay que hablar, hablar de nuestros muertos para no olvidarles, para que estén siempre en nuestra memoria. Para que no mueran otra vez en el olvido. Es hora que digamos nunca más”.

Esta narración “La historia de un caminante” es para ellos, los mártires y heroínas de la lucha por la justicia y la libertad del pueblo Karibe y colombiano.

Introducción

Tanta miseria e injusticia me hizo ser revolucionario

en el horizonte de una sociedad del amor. Luís Carlos Guerrero

 

Nací en una ciudad amurallada en un mes de octubre de 1955, conocida como Cartagena de Indias porque ahí habitaron indígenas de la nación Karibe, los kalamarí. En esa ciudad desde los años de 1595, llegaron habitantes esclavizados de África. Por esta condición social heredé biológicamente dos raíces, la india y la negra, más esta última que la primera.

Mi nombre de lucha es Luís Carlos Guerrero, también conocido como Mosquerita. Soy originario de una de las barriadas más populosas de Cartagena llamada Olaya Herrera, lugar o territorio donde hice mis primeros caminos en procura de justicia y libertad.

En este trazo de historia de un caminante se describen muchos de esos pasos que han dejado huellas en el alma del caminante y son estas el motivo o razón que lo han llevado a mantenerse firme en su vida de rebelde insurgente. No han sido pasos individuales. Ha sido ante todo un caminar de muchos en donde mujeres y hombres han dejados huellas, expresión de un profundo amor por el pueblo mestizo, pueblo negro e indio de esta porción del territorio del Karibe colombiano. Esas huellas han sido aliento y esperanzas de un sueño de equidad y dignidad.

En el barrio Olaya Herrera, como en todo ese cinturón territorial del sur oriente, abundaba la miseria en esos años. Era tanta la injusticia que comíamos arroz “pelao” una vez al día, único bocado en todo el día, era el mejor alimento y habitar una casucha de cartón era un desafío ante la lluvia y los vientos. Esta miseria e injusticia me hizo ser revolucionario en la búsqueda de construir una sociedad del amor. Ese camino de un caminante es lo que busca dibujarse en las palabras que a continuación se expresan.

1. Soy porque Somos

La historia de un caminante es una serie de relatos donde se quiere dibujar o estampar un pequeño trazo de toda una de rebeldía de un militante del amor y la esperanza, de un militante de una organización guerrillera que se metió en los sentimientos de muchos para permanecer conviviendo con el pueblo bullanguero y ‘descomplicao’ de Cartagena. Esto sucedió por algo muy simple y sencillo: estar y ser parte de las raíces de las comunidades, como acto y sentimiento de esperanza y dignidad. Sin estas raíces no es fácil ser y vivir. Soy caminante porque somos un pueblo que camina.

¿De dónde provienen todas esas raíces que amamos tanto y que han sido capaces de soportar todo un peso de años, de décadas, un tiempo parecido a un suspiro?

Soy parte de ese somos. Un recorrido histórico. El continuo del esfuerzo colectivo milenario de pueblos cuyas raíces fluyen abrazando la vida, en lucha diaria, en la cotidianidad enfrentando al proyecto de muerte del capitalismo. Sin duda, en ese somos va surgiendo, de manera insumisa, los cimientos de algo nuevo que florece, en este caso el asomo de una nueva cultura civilizatoria, la BIOPOLÍTICA – con mayúsculas para significar su grandeza-, sin la cual no tiene sentido la política misma. Una acción al servicio de la vida de todos los seres vivos de manera inclaudicable.

Hoy siento profundamente que los elenos somos hijos e hijas de la pobreza y de la resistencia. «Cuando hay se come, cuando no hay se aguanta y se rebusca”, escuché una vez de mi abuela Rosa Inés, en un lamento de tristeza y rabia cuando sintió en sus espaldas el llanto del hambre de sus hijos, hijas, nietas y nietos. La abuela con sus lamentos, día tras día, nos hacía recordar la situación de miseria. Nos decía: “Hijo, hoy amanecimos más estrechos”. Queriendo decir con esto que eramos más miserables. Estas palabras son parte de la filosofía de la reexistencia en las barriadas populares donde fuimos creciendo, paso a paso, tramo a tramo, forjados en la dureza que significa sobrevivir con un bocado de comida al día. Esa hambre que es la pandemia cotidiana de los pobres y empobrecidos.

Soy y Somos un manojo de huellas. Huellas de la misma extirpe kalamarí están presentes. De ese altivo pueblo indio que nunca renunció a la libertad y cuya voluntad rubricó con la lucha hasta los últimos alientos. Valientes indígenas quienes ante la inminencia de producirse su captura por los colonizadores españoles, se lanzaban victoriosos a la Ciénaga de la Virgen desde las grandes alturas, hoy conocido como el Cerro de la Popa, mostrando la senda de la irrenunciable dignidad.

Soy y somos porque tenemos impregnada la misma huella sembrada en la expresión rebelde de los negros encadenados que jamás aceptaron el estado de esclavitud y para quienes la libertad es una condición irrenunciable para vivir.

Soy porque somos producto de lo que juntos, como nación intercultural karibeña, hemos podido construir, alimentar y en resiliencia inventar, lo que hemos cristalizado de los sueños que han alborotado el ser y el actuar. Al decir de Orlando Fals Borda “somos la raza cósmica”, sentipensantes karibeños. Que hermoso ha sido sentipensar en sociedad, sentipensar con la naturaleza. Somos constructores de conceptos. Los sentipensates. De la filosofía de la vida, del sentir y pensar al mismo tiempo; razón y sentimiento, comunión.

En esa lucha persistente me hice cristiano al abrazar al Dios de la Vida y más tarde llene el ser de ideas camilistas, sublevándome por el amor a los pobres, aunque de verdad me daba mucha lidia entender a ese cura loco de nombre Manuel y de apellido Pérez, de quien más tarde supe que era un religioso que andaba por las barriadas fangosas de Cartagena tras las huellas de Camilo.

El camino mismo me hizo obrero, cuando fue la única oportunidad que dejaron los del poder injusto, al negarle la posibilidad de ingresar a la universidad a muchos jóvenes del barrio. Mejor dicho, ingrese a la otra universidad, la universidad obrera donde el olor a aceite se fundía con el golpe del martillo y los ruidos infernales de las máquinas no dejaban escuchar la sirena que anunciaba el final de la jornada, pero jamás el fin de la explotación.


Sin la generosidad indígena, negra, cristiana, juvenil, estudiantil, campesina y comunitaria urbana, de esas barriadas apretujadas de pobreza y alegrías, no hubiera sido posible relatar la historia profunda de un caminante del Ejército de libertad y dignidad, porque eso es y será el ELN.


Ha sido el mismo camino caluroso de la vida el que ha posibilitado, al andar, lo que soy, social y biológicamente. Es cierto lo que dice la canción de «caminante no hay camino, se hace camino al andar» de Joan Manuel Serrat.

Soy porque somos mestizaje cósmico. ¡Oye primo! Soy producto de un recorrido histórico del pueblo cartagenero, acariciado por el mismo sol y brisas marinas; de las innumerables gestas de hermosos sabores comunitarios que llevan, en su seno, el olor de raíces indígena, cimarrona y mestiza, ese hermoso espíritu que aún prevalece en una población de estas tierras.

No soy ni seremos los elenos los únicos revolucionarios que heredamos esta condición cósmica. Otras organizaciones del pueblo también han sido paridas por ese mar de constelaciones insurgentes populares.

He heredado del Karibe una identidad profunda con la madre naturaleza a la que pertenecemos, que he ido acrecentando con el paso del tiempo y con una voluntad inquebrantable, rectificando las malas prácticas de relacionamiento con los otros seres vivos, primos y hermanos, mis parientes. Hoy soy un poco más consciente de que he maltratado la convivencia con la madre tierra. Con esta gran comunidad de seres vivos he aprendido a dialogar, reír, sentir sus olores, escuchar sus reclamos, sus tristezas y también hacer comunión en la búsqueda de justicia.

En este caminar en la historia he ido perfilando una Identidad con orgullo, que se cimienta en ser hijo del pueblo kalamarí, de la gran nación del Abya Yala, en ser hijo de los esclavizados de África, primos hermanos de Benkos Biohó y de Wiwa. Siento en mi alma ser descendiente de los pueblos campesinos desterrados unos, reafirmados otros, de sus territorios y que aún, en lo profundo de su alma, sueñan con ella. En fin, soy porque somos hijos e hijas de toda una multitud de colores, de una hermosa, tierna y bullanguera nación Karibe, una de las cunas de la alegría.

En este sentido creo no equivocarme al decir que lo que hacemos los elenos y elenas no es otra cosa que andar los caminos de los ancestros, iluminados por Eleguá, en un camino extenso y ancho de luchas y esperanzas con gaitas, tambores y danzas. Esa danza que sigue brotando en la creación artística de José «Joe» Arroyo, quien nos legó hermosas canciones nacidas desde su identidad.

Al escribir este pedazo de relato siento una inmensa gratitud, a la vez una deuda con la madre tierra, con esas aguas marinas, los caños y ciénagas, con los maravillosos cuerpos de aguas sin los cuales la vida no es posible. Cuerpos de aguas hoy contaminados por una civilización que los explota para amasar dinero. Cuerpos de aguas donde generaciones tras generaciones nos alimentamos con el sabroso pescado, el cangrejo, los caracoles.

La búsqueda de una nueva vida, la que llamo sociedad del amor, nos unió a muchos líderes obreros, estudiantiles, campesinos, cívico-barriales, afros, indígenas, cristianos y trabajadores de la cultura, en una práctica de unidad en la diversidad, asumiendo el hilo de la solidaridad en la lucha como cemento que potencia la identidad, la autoafirmación en el ideario camilista. De esta juntura de ideas y acción, de este sabroso y delicioso sancocho nació el Frente Urbano Héroes de Cartagena.

Soy ese caminar de lo que somos mujeres y hombres cargadores de utopía desde hace más de 43 años, de innumerables procesos sociales, políticos y culturales que han hecho posible que brille la luz de la esperanza. Las omisiones de nombres de compañeros y compañeras de este caminar en la historia responden a condiciones de seguridad, pero están presentes en cada párrafo, cada coma, cada punto y seguido porque siguen vivos.

Llegará el día en que hagamos público todo este amasijo de militantes que hizo posible la presencia y la permanencia del ELN en territorios de dignidad. Amasar en donde han estado presentes Xon, Xirex, Benkos Biohó, Pedro Romero, Manuel Pérez Martínez, Kalet Gómez Padrón, Iván Renal, Cesar Flórez González, Jorge Ortega García, Everardo Ramírez Toro, Erlinda Moisés, Mariela Alegría, José Castro, Aury Sará, el Negro Jorge, Uber Alonso cristiano obrero de María La Baja, el comandante Samuelito, Jerónimo -Carmelo Mena-, Pablito Veloz.

Andar que siguen otros que aún caminando en la clandestinidad como Mosquerita o Luis Carlos Guerrero, Emmanuel Solano, Juan Gómez, Margarita, Tizón, Diego, Daniel y otros tantos. Todos y todas siguen militando con sus sueños y alegrías, retumbando plenos de libertad, cultivadores de la rebeldía elena. Con ellos y ellas decimos: jamás esclavizados, siempre libres.

A todas y todos ellos, Karibeños rojinegros van dedicadas estas líneas.

2 Comentarios

  • william soto carrero

    HOY ME PUSE A LEER SOBRE LA BIOGRAFIA DE JOSE MANUEL MARTINEZ QUIROZ, FUNDADOR INTACHABLE DEL ELN, ABOGADO, PENSADOR, LEAL A SUS PRINCIPIOS DE REVOLUSIONARIO,TUVE EL GRAN HONOR DE CONOCERLO A TRAVEZ DE MI PADRE Y CIRO QUIROZ OTERO, EN 4 OPORTUNIDADES DIALOGAMOS CON EL, PARA QUE AHORA EL FRENTE ACTUAL LASTIME SU HONRA, SU PENSAMIENTO Y SU LEALTAD. HONREMOS LA MEMORIA DE JOSE MANUEL MARTINEZ QUIROZ.

  • WILLIAM SOTO CARRERO

    OTRO AÑO MAS DE BARBARIE, OTRO AÑO MAS DE INCERTIDUMBRE, OTRO AÑO MAS DE LA MUERTE DE JOSE MANUEL MARTINEZ QUIROZ, Y LOS BANDIDOS NO SE LES HIZO JUSTICIA, EJEMPLO CLARO EL GENERAL QUE ORDENÒ LA MUERTE HAROLD DEDOYA PIZARRO, YA SE FUE CON LOS SECRETOS Y MASACRES QUE REALIZÒ PARA SER UN OFICIAL DE CARRERA YA ESTA EN LA TUMBA. MURIO SEGUN LOS PRESIDENTES DE LA EPOCA COMO HEROE PERO FUE UN ASESINO. TODAVÌA QUEDA LA MEMORIA DE UN GRAN
    JEFE, UN GRAN LIDER ,UN GRAN PROFESIONAL, UN MARTIR QUE AGUANTÒ LA TORTURA, SE SACIARÒN LOS MILITARES QUE LO SECUESTRARÒN Y ASESINARÒN, COMO LO DIJO CONSUELO DE MONTEJO EN SU DIARIO EL BOGOTANO DE ESA EPOCA, ASESINADO CON NOMBRE PROPIO. EL PRESIDENTE DE ESA EPOCA JULIO CESAR TURBAY AYALA Y EL GENERAL LUIS CARLOS CAMACHO LEYVA OTROS ASESINOS DIRECTOS DE JOSE MANUEL.

    WILLIAM SOTO CARRERO

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