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PINCELADAS PARA UN KARIBE DE VIDA Y DIGNIDAD

 

 

Por: Gustavo Palmezano

A pesar de las potencialidades energéticas, territoriales, acuíferas, culturales y humanas que tenemos en el karibe, desde 2018, pasamos a ser la región con más pobreza multidimensional, por encima del pacifico, eso se expresa en bajos logros educativos, trabajo informal, hacinamiento critico, analfabetismo, rezago escolar, desempleo, falta de agua mejorada y en el aumento exagerado de la pobreza urbana.

Los clanes políticos atornillados en el poder regional y enmancornados con las mafias que gobiernan el país solo piensan para sí, conculcando de esa manera los derechos de la gente y de la naturaleza. Cada vez se empeora la situación económica y social de las grandes mayorías del karibe y esto va de la mano con la destrucción sistemática de los diferentes ecosistemas y de la biodiversidad; entre más carbón, níquel y demás minerales que saquean, más aumenta la misera, la destrucción del tejido social, la contaminación y el desequilibrio ambiental.

La situación de empobrecimiento y de destrucción de la naturaleza en el karibe nos obliga a que no veamos el cambio de gobierno como una opción, sino como la única posibilidad de vida, dignidad y paz.

Transición obligatoria: de traspatio a territorio de vida

El territorio de la costa atlántica tiene una gran significación histórica, cultural, de vida y de paz; no puede seguir en manos de unas élites mafiosas y feudales que no se identifican con los intereses del resto de la sociedad y de los otros seres vivos.

Las multinacionales y los grandes terratenientes, quienes tienen enquistado el pensamiento medieval se apoderaron a través del despojo de miles de hectáreas de los pequeños y medianos propietarios. Desde el enfoque territorial de las élites mafiosas, las transnacionales y clanes la costa atlántica le asignan el papel de proveedora de energías fósiles, basurero de tóxicos y espacio de interconexión de mercados. Es necesario de que en la región se de una transición del extractivismo y el latifundio a territorio de vida, donde el conocimiento, el trabajo y la democracia sean

ejes centrales de la vida.

Es necesaria una política en donde se parta de las necesidades de la gente y de la defensa de la naturaleza y no de los propósitos de las grandes transnacionales y la corrupción; una política que respete la megadiversidad.

Las Universidades de cara a la socialización del conocimiento

La educación es un pilar fundamental en el posicionamiento de la región como potenciador de vida y de una nueva sociedad, en ese sentido las universidades públicas y privadas deben hacer parte de redes de cooperación con los sectores productivos y la sociedad karibeña en la perspectiva de colocar el conocimiento y la investigación al servicio de la vida, que resuelva sus problemáticas y nos enrrumbe a una mayor convivencia. Es Necesario una política que coloque a la universidad en esa dinámica y no como fortín burocrático, clientelista y aparato que reprime las ideas de transformación y obstáculo al conocimiento. En síntesis, una universidad al servicio de los karibeños y karibeñas todas y no al servicio de los clanes políticos mafiosos y paramilitares.

Las universidades deben estar abiertas a todas y todos los sectores sociales y productivos; abierta a las experiencias de las comunidades; entre más clasista sean las universidades del karibe menos posibilidades hay que elevar nuestra calidad de vida.

Democratización en la gestión pública

Las gobernaciones y alcaldías deben cumplir el mandato ancestral que caracteriza la democracia de los pueblos originarios: Mandar obedeciendo, en ese sentido desde el karibe se impulsa la idea de hacer de la gestión pública un ejercicio democrático en donde participe la sociedad en los planes de desarrollo y en la veeduría popular que evite la corrupción y el desgreño administrativo que caracteriza a la mayoría de gobernaciones y alcaldías de la costa atlántica.

En la medida que se democraticen las administraciones departamentales y municipales se va cerrando la gran brecha social existente y la creciente destrucción de los ecosistemas. Democratizar la gestión pública es garantizar que las comunidades del karibe aporten en la defensa de los ríos, humedales y ecosistemas, y de igual manera es que todos los sectores de la sociedad participen en un destino común.

Entre todos y todas hagamos del karibe colombiano un emporio de vida, paz y convivencia; que todos nos preocupemos por todo como una gran red de comunidades de vida y felicidad; un tejido social fuerte que frene el egoísmo y la ambición de grupo.

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