Historias,  Karibeño Rebelde

SAMUELITO COMANDANTE DE LA TERNURA KARIBEÑA

Kalet Pimentel

Algunos le decían el Champa, para mi siempre será el viejo Samue. Es que decir viejo, en el sentido cultural del Karibe es una palabra de cariño. Es muy común decir a otro más viejo, como estas mi viejo. No es enunciar una condición biológica; también viejo significa conocimiento, experiencia, sabiduría, liderazgo y grandeza. Samue fue un verdadero viejo.

Y ¿cómo estás viejo Samue, cuéntame de las travesuras de lucha?, le pregunte un día sentado en el patio de una humilde casa del barrio Olaya Herrera, territorio de la negrura karibe donde nos conocimos por allá en el año 1983. Me acuerdo que había culminado la huelga de hambre de los estudiantes del Inem, colegio de secundaria técnico de la ciudad de Cartagena. Me dijo Samue, con su humildad de siempre, nojoda aquí un poco delgado compa. Se notaba en su cuerpo el rigor de los 20 días de huelga de hambre exigiendo los derechos humanos de los estudiantes. Estaba maltrecho pero no perdió el sentido del humor y la mamadera de gallo propia de los karibeños.

Samuelito para ese tiempo era un destacado líder político estudiantil, a la vanguardia de sus luchas. Sus raíces de la nación Zenú se hacían notar en su cabello, su estatura y rastros culturales curtidos en la resistencia. Por eso, su ser indomable alentando el andar de ese cuerpo de dirigentes estudiantiles, muchos de los cuales acompañarían al nacimiento del Ejercito de Liberación Nacional (ELN) en el Karibe colombiano desde los territorios urbanos y más tarde en las montañas y peladeros del Karibe.


Cada 26 de julio se cumple un año más de su entrega generosa a la causa de la vida viejo Champa.


Ah Caramba!. Recuerdo ahora al compita Rafael – Iván Renhals- quien cayó combatiendo en las tierras negras de los montes de María, en el Frente Jaime Bateman Cayón, indoblegable compañero de la selección bolivarense de futbol, defensa central y defensor de los derechos de la gente pobre.

Cuando Samue llegó a Cartagena venía de las tierras cordobesas de Manuel Hernández «el Boche». Quizás por estas raíces fue que un día, a orillas del Rio Santo Domingo en el Sur de Bolivar, conversando me decía, hablando de ese territorio que le vio nacer, que su propósito desde cuando se vinculó a la guerrilla era combatir en esas tierras de la resistencia indígena a donde quemaría sus últimos cartuchos. Y se convirtió para Samue en una constante pidiendo a cada momento «quiero irme para donde los Zenues».

En esa huelga de hambre estudiantil, sin duda, Samue inició su compromiso con el movimiento insurgente guerrillero, concretamente con el ELN. Me acuerdo que Samue, como todos nosotros, era un estudioso del pensamiento camilista que le ayudó a forjar un cimiento unitario y muy critico a los sectarismos la de izquierda. Ese día donde se hizo real su vinculación a nuestra organización dijo «siempre seré camilista por que tengo mucha fe en la unidad de todos los revolucionarios para avanzar en la lucha, sin ella somos débiles». Su alegría al proponerle su militancia fue desbordante, nos dimos una abrazo y gritamos a voz baja NUPALOM compa. Y cumplió como los verdaderos guerreros.

Cuando usted ha visto un pez que fuma

Hay un episodio, de muchos vividos al lado de Samue, que todavía recuerdo con mucha alegría. Sucedió que cuando se inicia a reorganizar la estructura urbana y suburbana del ELN en Bolivar, se comenzó la tarea de ir capacitando a toda la militancia en las tácticas militares. Por allá en junio del año de 1984, le correspondió a los militantes del colectivo estudiantil adelantar la capacitación. Eso se hizo en la ciudad adecuando toda unas maneras muy prácticas. Al finalizar la capacitación los compas proceden a retirarse del lugar y para eso asignan a Samuelito, para sea quien lleve los explosivos. Cuando van saliendo de la zona los intercepta una patrulla de la policía quien le hace la requisa y le consigue a Samue los explosivos y otras cosas.

De una Samuelito asume la responsabilidad de la tenencia de esas cosas, diciendo a los policías que los explosivos y la munición era para entregarlas en un lugar y que unos señores le habían pagado para hacer el trasteo. Al preguntarle por el capitán de la policía que donde le habían entregado el paquete, Samuelito dice «me dijeron que nos veíamos en el pez que fuma en Turbaco en una hora».

De una vez la policía lo subió al carro y se dirigieron a un lugar distante de Cartagena unos quince minutos. El resto de compañeros salieron disparados a dar a aviso de la detención del compa Samuel. Así llegaron al bar donde a la entrada había un pez grande con un cigarrillo en la boca y un letrero zipotuo que decía EL PEZ QUE FUMA. Y se estacionaron tres horas, la policía esperando que aparecieran los que iban a pagar a Samue que nunca aparecieron. Los policías llenos de rabia le dieron una paliza a Samue y lo soltaron. La próxima vez te matamos no se haga el pendejo.

Después Samue nos decía que había pasado una vez por allí cuando niño y la había causado curiosidad el bar con el nombre del pez que fuma y el mismo se había preguntado si era verdad que los peces fumaban.

La vida de este guerrillero humilde, dicharachero y raízal de las tierras karibeñas está llena de consecuencias y de centenares de hechos que nos hacen ver a una persona llena de alegría y entusiasmo y decidido a enfrentar todos los retos posibles. Por eso quisimos homenajearte hoy 8 de octubre día del guerrillero heroico.

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