Vamos con toda. Primeros pasos de estructura clandestina

Además de ir constituyendo unos pilares amplios de trabajo político organizativo comenzamos los primeros núcleos clandestinos. Recuerdo muy bien que a comienzos de 1982 fuimos dando pasos en la constitución de núcleos en donde todos sus integrantes militaban o simpatizaban con el ELN.

Fue un proceso sin mucha prisa, observando y conociendo bien a los aspirantes, sus familias eran conocidas y con ellas estrechábamos relaciones de amistad y compañerismo. Hoy tengo la certeza que eso era un poderoso blindaje que permitió una protección muy fuerte a la organización y funda en un sólo cuerpo a la familia del militante y el ELN.

Habíamos leído en algunos pasajes de la vida guerrillera que la familia era la principal trinchera de los guerrilleros y así lo trabajamos. Quien me vinculó al ELN, el negro Jorge Sincerín, conocía a mi familia, tenían una amistad hermosa, era siempre bienvenido a la casa y estaba en ella el tiempo que quería. Vine a saber que era eleno cuando así lo dijo para invitarme a adquirir ese compromiso revolucionario y la verdad me sorprendió mucho. Eramos una doble familia.

Buen método de trabajo sin duda. Y ya para los primeros meses de 1984 estaban en proceso de consolidación todos los núcleos militantes y de simpatizantes del ELN.

El pilar fundamental, la identidad pública era el camilismo e internamente se proyectaba como ELN una rara combinación, pero así era. Para ese tiempo teníamos una estructura básica nacida del olfato y práctica política organizativa:

1. Una coordinación general donde estaban Emmanuel, Leonardo, Juancho Piña, Kalet Gómez y mi persona (Luís Carlos).

2. Dos núcleos de coordinación obrero sindical. En uno estaban Joaco, Guillermo, Ricardo M. y Diego. En el otro estaban el negro bailador, Pedro, el Negro Rafael y Rubén. Alrededor de estos dos coordinadores obreros se agrupaban unos 30 líderes sindicales.

3. Tres coordinadores barriales-cristianos. En el primero estaban Pedro, los Flacos, Luis Francisco y Hernán. En el segundo estaban Mariela, Inés, José y Metódico. En el tercero estaban Ecológico, Humberto y Miguel. Este trabajo se agrupaba en un frente barrial y cultural que movilizaba a más de 40 líderes y organizaciones comunales.

4. Dos coordinadores estudiantiles. El primero de trabajo universitario donde estaban Kalet Gómez, el Mestizo, la Marimba, el Chino y el Negro Lento. De secundaria estaba Iván Renals, compañero caído en combate en el Frente Jaime Bateman Cayón, Margarita, Mireya, Pablo y la Jurídica, estos dos últimos se vinculan al trabajo campesino en 1981. En lo estudiantil de secundaria existía un núcleo de promoción a coordinador donde estaba Samuelito quien más adelante sería miembro de la DN. Todo lo estudiantil tenía una influencia de 30 líderes.

5. Un coordinador de lo campesino donde están Norberto, Josué, Ubaldo, la Abogada y Guillermo Cristiano. Este frente era un trabajo de base social con una capacidad de 30 líderes regados en centro y norte de Bolívar, que logró constituir un acumulado que más tarde se vincularía a la constitución del Frente Jaime Bateman Cayón, sobre todo la acumulación de la parte centro del departamento en los municipios de Mahates, María La Baja, San Juan, San Jacinto y El Carmen de Bolívar.

Nos tocaba hacer de tripas corazón para atender todo el proceso organizativo, motivo por el cual los compas obreros deciden que asumiera a tiempo completo el trabajo político pues para el año de 1980 ya había salido de la empresa Alcalis de Colombia y comencé a “ganarme la vida” con la venta de periódicos y revista que quebró porque los compañeros no saldaban su deuda con las ediciones pasadas.

De tal manera que para dedicarle todo el tiempo al proceso organizativo los compas militantes obreros deciden darme un aporte que hoy miro como simbólico y más de estimulo moral. Este aporte se complementaba con una sustracción de dinero programado, expropiando a los explotadores, que le hacíamos a un centro comercial donde trabaja una simpatizante de cajera. Ella cuadraba la maquina de tal manera que yo iba y compraba, pagaba con un billete de cinco mil y ella me daba de cambio mucho dinero que después partíamos a mitad. La mitad que me correspondía fue utilizada para el aporte económico y darle un dinero a mi viejita querida, mi abuela que fue un soporte de primera línea.

Este dinero era el mayor aporte. Y cuando esto fue suspendido por que casi es descubierta la compañera volví a depender solo del aporte de los compas obreros desde 1982 a 1983. Una gran ayuda para mi sostenimiento personal lo constituía la comidita que me guardaba mi viejita querida, la abuela, que sagradamente me guardaba un golpe, o sea una comida en el día. “Mijo no tenga pena de llegar por aquí y comerse el bocadito que le guardo”, me decía con mucho cariño, “para eso somos tu familia y tú eres mi hijo del alma”.

Viejita querida que siempre estuvo a mi lado, en las buenas y en las malas, dando aliento a mi vida guerrillera aunque fue duro convencerla de que ese era mi mejor camino. Cuando lo asumió me dijo: “hijo no se vale traicionar, siempre vaya con Dios”.

Yo le decía “viejita cuando sean las 7 de la tarde y no he pasado por aquí puede hacer uso de la comidita para que no se vaya a perder”. Y ella me decía, jajajaja, con los tragones que hay aquí eso no se pierde, jajajaja. Esa sonrisa era un buena señal que andaba de buen humor de lo contrario me decía oiga compa sino llega a esa hora perdió -ya no la encuentra-. Por el barrio todo el mundo me decía compa, que significa compadre y es usado con regularidad en la costa Karibe para saludar, para enunciar cercanía familiar, cuando alguien celebra el bautizo de una persona y establecen un nexo familiar y otros usos. Es usual que el saludo sea cómo está compa, que hubo compae, que más compadre.

Se fortalecen relaciones con distintos agrupamientos del ELN

La relación política con los compas de los dos núcleos de Barranquilla se fue fortaleciendo y se fue identificando que hacíamos parte de una misma realidad orgánica que debíamos proyectar, que se llamaba el Regional.

Para finales de 1983 se había realizado una reunión nacional del ELN en donde asistieron por el Regional número cinco una delegación del núcleo Armando Montaño y Rubén Ardila, seleccionados en la reunión de Sevilla a la cual el núcleo de Cartagena no fue invitado. En 1986 supimos que el núcleo Benkos Biohó había asumido representarnos. Situación de desconocimiento que no pasó a mayor tensión ni nos causó preocupación pues ya teníamos sembrado el antídoto para no pelear por vainas insignificantes y mucho menos por protagonismos. Y es que el cultivar el ser camilistas nos había llenado de sencillez y nos había curado ante los muchos ismos existentes como el yoismo.

Iniciamos así una coordinación más estable con otros núcleos urbanos en la Costa y también nacionalmente. Comenzamos a coordinar con los compas del grupo Benkos Biohó de Barranquilla, conducido por el Negro Jorge. Manteníamos la comunicación y compartimos espacios con el Armando Montaño, con quienes nos metimos mucho en el proyecto Alianza Obrera-Campesina y Popular.

De mucho significado el relacionamiento mantenido con los compas del Benkos porque fue el que nos permitió ganar un vínculo con la Dirección Nacional y conocimos a través de ellos el Periódico Simacota 12, que se convirtió en un referente de estudio y formación como lo anoté líneas atrás. Fue quizás el primer documento político que conocimos de la organización, además del Manifiesto de Simacota publicado en la Revista Alternativa.

En estos años hay un contacto muy fugaz con el compañero Diego Cristóbal Uribe en Bogotá, para 1979, en esa búsqueda por contactarnos con la organización, facilitado por los compas que se agrupaban en el Armando Montaño. De igual manera en este periodo, a través de un estudiante que había regresado de Bogotá, conocimos documentación del agrupamiento Orlando Romero. Y el relacionamiento sindical nos llevó a conocer de la corriente sindical nacional.

Fue un momento muy dinámico y se fueron tejiendo relaciones diversas con sectores distintos del ELN, lo cual ayudó a fomentar un espíritu de conocer muy ampliamente la situación del ELN, sin casarnos con nadie, ni con ninguno de esos agrupamientos político militares elenos. El único matrimonio era con el ELN a secas, sin meternos a ser parte de un sector o agrupamiento determinado de las decenas de núcleos que existían en el país.

Un aspecto que jugó un papel muy importante fue la marcha de los campesinos del sur de Bolívar y la toma de Cartagena en 1983, pues con nuestra acción solidaria -hacia ella- se abrió la unidad y articulación con el Frente Luís José Solano Sepúlveda, frente guerrillero rural del ELN, que para ese momento tenía una fuerte presencia en territorios del karibe colombiano. Inmediatamente conocí de la marcha campesina informé a la coordinación general del trabajo y dijimos “vamos con toda”.

Las 24 horas mantuvimos destacamentos de compañeros junto a los compas marchistas compartiendo con ellos todo. Ni un instante nos apartamos de ellos. El compromiso era la solidaridad sin condiciones. En las tardes llegaban al parque destacamentos de obreros de la zona industrial de Mamonal, estudiantes, religiosos y habitantes de las barriadas influenciados por el camilismo. Era toda una fiesta de lucha, de esperanza y de alimento del espíritu revolucionario. Cuando volvieron a sus territorios los campesinos del sur de Bolívar quedó estampada su huella de lucha en todos nosotros.

Nos habíamos convertido en la primera fuerza de izquierda de la región bolivarense por encima del PCML y el Partido Comunista, corría el año 1984. Para finales de este año el trabajo en su mayoría se hallaba con vínculos con el ELN. Muchos compañeros y compañeras fueron ganados para la organización, cultivados con el pensamiento y la acción revolucionaria de Camilo que facilitó la identidad con la organización. Camilo era todo y era ELN, unidad y revolución.

Podemos decir que para finales de ese 1984, cuando se oficializa la vinculación al ELN mediante entrevista con el compañero Pablo Beltrán del equipo auxiliar de la Dirección Nacional, teníamos organizados en núcleos de trabajo con experiencia de combate callejero, alrededor de unos 50 compañeros puestos a disposición de la organización. Este contacto había facilitado por el agrupamiento Benkos Biohó en cabeza de Jorge, a quien le hacemos un reconocimiento póstumo como militante destacado que debe ser reconocido nacionalmente por su dedicación y entrega a la causa elena. Enfatizo para nosotros Camilo era todo, ELN, unidad y revolución.

Viene a mi memoria ese encuentro con Pablo Beltrán que fue histórico lleno de muchas certezas y una confianza inmensa. Con Pablo nos habíamos visto en ese cuento amplio de masas sin que supiera que era un dirigente nacional del ELN. Cuando nos vimos nos estrechamos en un fuerte abrazo que todavía lo siento pegado a mi cuerpo y allí seguirá hasta el final de mis días. No se por que me ha impactado mucho y cuando lo evoco a partir de las numerosas enseñanzas que he recibido de él, siempre lo hago con una gratitud inmensa. Ese día que Jorge me dio la noticia yo estaba frenteando la huelga de los trabajadores de Almacenes Glottman.

Fuimos a casa de Juancho Piña y comenzamos a trabajar el engranaje de nuestro agrupamiento a lo nacional. Fue un acto sencillo, lleno de alegrías, de anecdotas, de mucha fuerza espiritual y cuando nos despedimos me acuerdo que fuimos a comer al Mercado de Bazurto a gozar de la comida criolla donde uno podía pedir más pescao por arroz o viceversa, más arroz por pescao. Y cuando terminamos Pablo pidió un dulce que se lo metió al bolsillo y cuando al día siguiente se fue a colocar la camisa estaba llena de hormiga. El encuentro con Pablo fue un acto fundacional de lo que sería el B-9. Es edecir el frente suburbano.