Historias

Tejiendo lo político organizativo

Por Luís Carlos Guerrero

Para 1978, después de haber salido un grupo de compañeros de los Comandos Camilistas de Cartagena y Barranquilla, se vincularon a la IV Internacional y abandonaron el camilismo, hoy creo que los comandos camilistas nunca fueron exponente del pensamiento camilista sino que utilizaron su nombre.

Para 1977 yo había comenzado a trabajar con un contrato de aprendiz del SENA – Servicio Nacional de Aprendizaje- en la factoría Álcalis de Colombia del Complejo Industrial de Mamonal. En esta factoría existía una fuerte organización sindical baluarte del sindicalismo independiente en todo el país, organización social muy combativa que había salido recientemente, en el año 1977, de un movimiento huelguístico que le costó más de 70 activistas despedidos.

En esa factoría y en esa organización sindical conocí a Enmanuel, compañero fundador del sindicalismo independiente que había sido reintegrado luego de sufrir un despido, con quien establecimos conversaciones y acercamientos políticos. Ambos veníamos de hacer rupturas.

Yo venía de romper en el año 1974 con los Comandos Camilistas, y Enmanuel de separarse del PCML; los dos junto con Elkin, que simpatizaba con los MRT -movimiento revolucionario de los trabajadores-, andábamos en una búsqueda política militante con una consigna: la unidad y convergencia para superar los ismos que tanto daño causa, entre ellos el vanguardismo, e iniciar un proceso de formación política en un trabajo de base que debía ser canalizado hacia el auténtico Camilismo, es decir, el ELN.

Este objetivo poco a poco solo lo compartí con Enmanuel, y para ese momento fue compartimentado en relación con Elkin porque no queríamos causarle una decepción política pues estaba muy encarretado con el MRT al que veíamos con poca certeza y consecuencia.

Enmanuel por su trayectoria político sindical tenía muchas relaciones políticas, conocía de compañeros que habían sido de los elenos y que se habían dispersados ante la represión desatada por la captura de lo que se llamó los curas guerrilleros en la zona de Pasacaballos.

Yo conocía compañeros de la lucha barrial, cristianos y entre ellas una relación política con compañeros de la corriente de Nueva Escuela, Proyecto Pedagógico en donde incidían unos compas que más tarde se vincularon al ELN al no cuajar su proyecto de organización armada MRT.

También conocía relaciones comunales, artísticas y campesinas que poco a poco fueron sintonizándose con el nuevo camino. Mariela, una compañera de extracción campesina y muy relacionada con el trabajo cristiano, que tuvo que replegarse cuando la detención de los religiosos, logró reconectarse y cumplió gran papel de articulación campesina y con el trabajo cristiano revolucionario, de los cristianos por el socialismo.

Comenzamos los compas arriba mencionados a tejer procesos de relacionamientos y dinámicas de acción de bases haciendo los primeros contactos entre diversos compas provenientes de distintas organizaciones y corrientes de izquierda y del cristianismo, con los estudiantes. La consigna fue motivar la organización y lucha social desarrollando alrededor de ella la solidaridad en la práctica sin distinguir quien y que corriente impulsaba esa lucha. Decíamos solidaridad en la práctica porque eso tiene la connotación de permanecer en el territorio donde se da el conflicto.

El centro social de referencia de esta nucleación fue una organización social de los trabajadores de mucho prestigio, Sintralcalis. Se hizo un acuerdo de respetar la militancia de los que teníamos compromiso o simpatías pues ya era claro para muchos de nosotros habíamos contraído matrimonio con el ELN. En este momento los que comenzamos a simpatizar con los elenos era más con las ideas y sus principios aglutinadores, que eran unos siete elementos, más no lo hacíamos de manera orgánica pues había desaparecido el contacto desde el año 1976.

Otro acuerdo pactado fue que el proceso de convergencia no nos comprometía orgánicamente con ninguna corriente de izquierda, pero éramos solidarios con todas las luchas y organizaciones consecuentes lo cual nos permitió conocer a profundidad al M19, a las tendencias Marxistas Leninistas, al EPL pues éramos solidarios con ellos quedando claro que éramos independientes.

Quedó establecido con claridad que todos debíamos desplegar trabajo de base y que todas las personas que acercáramos tenían que pertenecer a un trabajo social fuese barrial, estudiantil, campesino, cristiano, obrero, cultural, entre otros. No queríamos meros activistas en solitarios.

De este acuerdo participaron otros compañeros y compañeras que habíamos contactado. Participamos Enmanuel, Cristóbal -Kalet Gómez-, Everardo Ramírez y mi persona, de los cuales tres terminamos metidos de pies y manos en el ELN pues el Cura Everardo todavía tenía cierta reticencia y se inclinaba hacia el M-19.

Todos ponemos. Teníamos en ese momento una apertura amplia en los relacionamientos políticos que nos permitió tener un mayor conocimiento de los proyectos políticos en el país como una manera de romper el aislamiento político nacional. Con esta visión de participar del proyecto alianza obrero campesina popular en donde hacía presencia el M19, sectores indígenas del Cauca, el Centro de Investigación Nacional y Educación Popuar -cinep- , y otros.

También activamos el relacionamiento con el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, con distintas escuelas nacionales y regionales, con el Frente Estudiantil Revolucionario Sin Permiso, con cristianos y la revista “Solidaridad”.

Estas relaciones se iban concretando porque cada uno de los compas íbamos poniendo al servicio de la convergencia lo que teníamos de contactos políticos pues decíamos que era en ese compartir donde íbamos haciendo posible superar los ismos y parcelamientos que le restaban posibilidades a la revolución, de ser auténticos con aquello de la unidad en la diversidad, una de las claves del pensamiento y acción camilista.

El relacionamiento amplio lo hacíamos sin dejarnos condicionar una militancia pues desde el momento en que fuimos convirtiéndonos en una fuerza social importante nos llovían propuestas de afiliación partidaria. Y los elenos allí haciendo por debajo todo el despliegue político para atraer a más compañeros en esa convergencia. Puro camilismo, compas.

Nacen instrumentos. Un instrumento que fundamos fue una asociación de ex cursillistas sindicales para desarrollar la educación y acción sindical hacia los trabajadores confederados y no confederados, pues también era necesario fomentar la formación de los líderes y lideresas para fortalecer el tejido social de los trabajadores y que luego se fue extendiendo a todo un tejido social popular.

Poco a poco en la medida en que el trabajo se iba extendiendo crecían las urgencias de centralizar el acumulado social en las barriadas populares y bajo el influjo de toda la acción cristiana y las recuperaciones de tierras para planes urbanísticos populares, constituyendo a muchos barrios que aún existen dimos nacimiento a un frente de barriadas pobres.

Los comités de lucha estudiantil por los derechos humanos y el desarrollo de paros, huelgas de hambre y otras formas de luchas lo fuimos conectando al Frente Estudiantil Revolucionario Sin Permiso, liderados por Cristóbal -Kalet Gómez Padrón-.

Para este momento no se organizó un instrumento campesino sino que optamos por el impulso del trabajo campesino con una variedad de formas organizativas que iban desde los procesos concretos de la ANUC, los sindicatos agrarios municipales y departamentales y los comités agrarios a lo cual destacamos compañeros que provenían del frente estudiantil y de las luchas agrarias constituyendo un equipo llamado NOSOTROS, en los cuales estaban Pablo Hipotálamo, una abogada como parte de un equipo, junto a Ubaldo, José y Norberto.

De estos compas casi todos terminaron incorporados al ELN en distintos frentes guerrilleros rurales.

Las jornadas camilistas

Para los años ochenta impulsamos la jornada camilista con diversas acciones que fueron desde las celebraciones litúrgicas en las plazas de la ciudad, en los barrios, en los poblados rurales y sedes sindicales, hasta la participación en las movilizaciones en la ciudad con una columna numerosa de compañeros y compañeras. Desde ese momento nos dejaron de llamar los independientes para ser identificados como los camilistas, lo cual llevó a que se apartaran algunos que pertenecieron al Partido Comunista ML, no lo vimos más ni en las curvas.

Justo en ese momento comienza a vincularse a la convergencia camilista el compañero obrero Juancho Piña, Jorge Ortega García, gran líder de los trabajadores eléctricos, compañero de amplia trayectoria en la lucha campesina desde los tiempos de la ANUC y que venía en proceso de reconectarse con el movimiento revolucionario y encontró en el camilismo una opción política firme.

En el impulso de las jornadas camilistas se nos presentó Ricardo Lara Parada en la ciudad de Cartagena, no recuerdo bien el año, pero era para conversar sobre la vinculación a su proyecto, que no fue aceptado por la convergencia de compañeros y compañeras que formábamos el agrupamiento camilista, pues si bien impulsábamos el pensamiento de Camilo no estábamos para etiquetarnos con un agrupamiento nacional del cual conocíamos muy poco y sabíamos que su líder, Lara Parada, había desertado del ELN.

Nuestra fuerza política tenía mucha receptividad por dos elementos. De un lado por la consecuencia con la solidaridad sin afectos partidarios, de manera incondicional y siempre estábamos presente donde había conflictos sociales o porque éramos los impulsores de esas luchas de manera directa; es decir, donde había conflicto allí estábamos o los impulsábamos.

Parecíamos la mamá del Flecha buscando pleitos donde fuere. Esto nos hizo ganar la confianza de muchos y la persecución sostenida de la fuerza represiva del Estado. De otra parte, la capacidad de liderazgos pues llegamos a tener una camada de 40 líderes reconocidos localmente con un fuerte discurso unitario, convergente y clasista, expresión del claro compromiso de clase y pueblo.

El camilismo nos hizo más unitarios, más del trabajo de base, más de creación de equipos de líderes y amantes de la diversidad. La debilidad más notoria: no veíamos con claridad la construcción de la dinámica militar por poca experiencia concreta que teníamos, aunque animábamos la lucha militar de masas, al ser protagonistas en los conflictos sociales hacíamos del enfrentamiento callejero una práctica concreta a cada momento, a la cual debíamos responder de manera masiva y popular. Teníamos una capacidad de defensa masiva y de lucha callejera.

Un acontecimiento político muy importante para los años ochenta, más exactamente febrero de 1980, fue el impulso y realización del encuentro nacional de solidaridad y protesta convocado por un acuerdo entre la Federación de Trabajadores del Cauca -FetraCauca-, y el sindicato nacional de trabajadores del Álcalis -Sintralcalis-. Celebrado en la ciudad de Zipaquirá. De este encuentro reactivó la coordinación de todo el trabajo clasista en los trabajadores tanto los confederados como los no confederados dejando claro que lo clasista no estaba solo por fuera de las centrales obreras patronales.

Este hecho nos dio buena proyección en la ciudad porque era parte de nuestra filosofía, la coordinación de los conflictos sociales más allá de lo sindical.

Nace la primera estructura del trabajo amplio

Era muy motivador para todo el despliegue de la lucha popular y la convergencia unitaria que impulsábamos, la revolución nicaragüense y salvadoreña que fortaleció la participación cristiana en la lucha revolucionaria, el papel de la insurrección popular al igual que todo el proceso revolucionario centroamericano.

Fue un tejer del camilismo con el guevarismo, el sandinismo y el furibundismo que hacen presencia con la convergencia entre pensamiento y acción, lo cual facilita la comprensión de la lucha armada y el pueblo como sujeto constructor de su propia historia. Todo esto y las relaciones que se van logrando con el ELN van facilitando que el proceso político organizativo inicie las construcciones de sus primeras nucleaciones políticas clandestinas y se teja un andamio organizativo.

Para fines de 1982 comenzábamos pues a darle organicidad político amplia a la influencia social de manera básica, estructurando los núcleos por sectores sociales y una forma de plenaria general de la siguiente manera:

1. Plenarios generales de todos los núcleos por territorios y sujetos.

2. Plenarios por territorios y sujetos y núcleos de coordinación por territorios, y sujetos que eran la dirección real de todo el proceso político organizativo.

3. Un periódico divulgador de luchas y de la situación de coyuntura que se llamó Nosotros, que venía del trabajo campesino.

3. Algo transversal fue la educación política generando una campaña de alfabetización que denominamos Caminemos, que respondía a la necesidad de elevar el conocimiento de toda la influencia barrial, obrera, campesina y estudiantil, cultural. Desde esta campaña motivábamos la formación de organizaciónes sindicales, de juntas comunales o comités de vecinos.

4. Análisis permanente de coyuntura. Nos alimentábamos mucho de la revista Alternativa con sus historias prohibidas, de la revista Solidaridad que era un aporte cristiano sustancial, de los mensajes y escritos de Camilo Torres Restrepo pues el Frente Unido del Pueblo era una guía en la acción organizativa para formar núcleos y equipos de líderes, también nos alimentaba mucho los testimonios de la guerrilla Centroamericana, sobre todo del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua y los de los combatientes del Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional -FMLN- del Salvador.

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