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El asalto de Asmón

Alonso, quien se acercó al ELN desde que era un adolescente:

El asalto de Asmón

Recuperados del asalto de Pijigüay, o al menos sin sufrir capturas ni persecuciones del ejército, llegan a la población de Asmón y a unos cuántos kilómetros del pueblo levantan nuevo campamento, a finales de noviembre.

Alfredo era el responsable político y militar del frente, Albeiro Caraballo seguía como responsable de Logística. El primero salió de comisión el 3 de diciembre; el segundo, también se fue dos días después a tareas de aprovisionamiento.

En febrero siguiente supieron que el ejército había estado en casa de Bone Salgado, un campesino que confeccionaba los uniformes del Frente Jaime Bateman, en el pueblito de Asmón.

Desde las dos de la madrugada del 8 de diciembre se sintieron unos ruidos cerca del campamento. Ninguno de los guardias de turno les dio relevancia. A las 5:00 am salieron dos guerrilleros a la descubierta de seguridad, entre ellos Jhon, un joven miliciano recién incorporado.

Mientras conversaban con el guardia de turno, recibieron los primeros disparos de un soldado que apenas estaba a cinco metros. Jhon cayó al instante, los otros dos lograron disparar y replegarse. Los del campamento salieron como pudieron. “No pudimos recoger nada”, lamenta Alonso.

El ejército recuperó 13 equipos, tres fusiles y una pistola. El repliegue fue desordenado. “Nos reencontramos la mayoría como a los dos días, con otros compas a los ocho días, y a un pelao’ que dábamos por muerto lo conseguimos encaletao’ en una casa de base” el 24 de diciembre.

Un día antes del asalto, Salgado había ido al campamento: “Lo vimos triste, pensativo, como con una angustia. Le preguntamos qué pasaba pero no dijo nada. Había ido hacer inteligencia para el enemigo”.

Una comisión fue enviada a la casa del delator, con Linares como responsable, Albeiro Caraballo, entre otros.

Cuando iban por Pichilín, Albeiro Caraballo se opuso a continuar con la misión, en una actitud evasiva y errática; se quedó en el pueblo con la excusa de ir a casa de su compañera sentimental. Los muchachos le decomisaron el fusil y continuaron hasta Asmón.

Durante el interrogatorio, Bone Salgado aseguró que fue coaccionado por Albeiro Caraballo, quien a final de cuentas era un infiltrado del ejército. Eso explicaba la salida del campamento tres días antes del asalto de Asmón, y la salida por asunto logísticos que hizo un día antes del asalto de febrero.

Albeiro Caraballo fue guerrillero de la Corriente de Renovación Socialista que, desmovilizada, trabajaba para el ejército. Él logró burlar al Frente y fue reincorporado como guerrillero y con la responsabilidad de Logística.

Al salir del campamento el 5 de diciembre de 1995, fue a la casa del costurero y lo amenazó con cárcel si no colaboraba con el ejército.

Encontraron a Albeiro en casa de su mujer, recién bañado, con ropas de civil; los muchachos tocaron la puerta una y otra vez: “Jombeeee, Albeiro, sabemos que estáis ahí mijo, salí pues”, dirían los muchachos sin escuchar respuestas.

Unos pasos desesperados se sintieron por la parte trasera, huía a toda prisa dejando una estela de polvo o más bien una estela de desespero y traición. Recibió un disparo en una pierna, fue interrogado pero no quiso hablar. Lo ajusticiaron en el sitio.

“Levantamos la moral”

Para 1996 las deserciones en las FARC y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) estaban a la orden del día, escuadras y destacamentos completos entregados ante la presión del enemigo.

A lo interno del ELN, a pesar de cuatro años de reveses, hubo una sola deserción. La política de Alfredo era dar la salida para evitar delaciones, pero en un momento “las prohibió por cuestiones de seguridad”, aseguró Alonso, quien también había pedido el retiro.

Evaluando esos años, Alonso reconoce que muchos de los combatientes y mandos medios “fuimos injustos” (se incluye) con las valoraciones hacia Alfredo: “Era dirigente campesino, sin ninguna formación militar, tuvo que asumir la conducción en plena crisis de capturas de mandos y asaltos del enemigo”.

Hoy “debemos reconocer que el período de Alfredo como mando único, con un infiltrado como Albeiro Caraballo, con todo y su falta de experiencia militar y baja operatividad, hizo grandes esfuerzos para que no nos aniquilaran”.

Todo ese ambiente tuvo un giro excepcional los siguientes meses del año, con la llegada de Gustavo desde el Frente de Guerra Norte para reforzar la Dirección del Frente Guerrillero Jaime Bateman. Alfredo no estaría solo en la conducción, los muchachos se animaron.

La expectativa de la tropa mejoró, la mentalidad combativa también. Se fortalecieron zonas de trabajo y acción de Sabanas de Sucre y Montes de María. Las impuestaciones a los ricos se retomaron y ese año se hicieron dos retenciones muy significativas.

Gustavo se acercó a la guerrillerada, hablaba con ellos, marchaba y operaba con ellos. “Nos levantó la moral”. Y algo muy importante: hubo una reestructuración que permitió liderazgos nuevos, como el de Alonso quien asumiría el mando de una escuadra militar para operativos específicos.

Fortaleciendo

El primer operativo importante de la nueva etapa la hicieron con Gustavo. Fue una retención a un importante ganadero. Del norte de Sucre, pasaron por Sincé y luego al sur de Sucre, para finalmente dar el golpe en el sur de Bolívar y pasar al retenido a los Montes de María.

Era una tarea arriesgada, temeraria. El enemigo montó operativos en todas las carreteras y lugares estratégicos al saber noticias de la retención. Los muchachos sortearon la presencia militar, lograron la misión: “Nos dimos cuenta que sí podíamos”.

El Frente contaba también con nuevos apoyos como el de Néstor, enviado por el Frente de Guerra Norte. Se hizo trabajo de propaganda y agitación con herramientas propias; nuevo armamento y pertrechos militares fueron adquiridos para el Frente Jaime Bateman.

En 1997 hicieron una nueva retención importante a otro ganadero, volaron en tres ocasiones el oleoducto Caño Limón Coveñas y hostigaban y daban de baja a soldados constantemente.

En lo político el Frente volvió a insuflar confianza en la base con nuevas dinámicas para el trabajo político organizativo. Se podía palpar en las asambleas que convocaba la guerrilla, se daba una participación entre 200 y 500 campesinos. Había una reconexión.

A pesar de la positiva influencia, se expuso a la base ya que en el futuro próximo el paramilitarismo castigaría cualquier vínculo con la guerrilla, por remota que fuera la sospecha, cuando irrumpió en la ya convulsionada Sabanas de Sucre y Montes de María.

Del Quiroz a la prisión y… a la prisión

A finales de 1999, Alonso, junto con Amaury, se va al Frente de Guerra Norte José Manuel Martínez Quiroz a una escuela de tropas y sub oficiales.

No había terminado de regresar al Frente Jaime Bateman Cayón cuando lo envían de nuevo al Frente José Manuel Martínez Quiroz, esta vez para coordinar el viaje de cinco muchachos que irían a escuelas de combatientes.

En Barranquilla, por un error tonto pero pesado, Alonso cayó detenido en el terminal de pasajeros, ninguno de los “pelaos” tenía identificación, vestían con ropas similares y usaban el mismo tipo de morral, tenía cada cual la misma cantidad de dinero.

Fue preso por reclutamiento de menores de edad y condenado a 6 años de cárcel, de los cuales solo cumplió tres por buen comportamiento. El 11 de septiembre de 2003, saliendo de la cárcel tomo rumbo directo a Sincelejo, donde contactó al mando de la zona para ponerse a disposición.

En Sincelejo quedó responsable de la comisión semiurbana, dedicada al trabajo de masa y algunas tareas militares.

En 2004 junto con compas del EPL, participó en una comisión de rescate de la cárcel del compañero Amaury; aunque fallida, sería una de las tareas más recordadas por el afecto que los guerrilleros sentían por el destacado mando del Frente Jaime Bateman.

Ese primer lustro fue un tanto accidentado para Alonso, los problemas de seguridad continuaron acechándole, principalmente por la imprudencia o no cumplir con las normas.

El 22 de noviembre cayó detenido de nuevo, en casa de un familiar. El enemigo tenía un mes haciéndole seguimiento hasta que el día de la captura, lograron ubicarlo por un cruce de información.

En 2005, exactamente en noviembre, salió en libertad por vencimiento de términos sobre los cargos de rebelión y homicidio. Se fue directamente a los Montes de María y se perdió del radar de las autoridades hasta el sol de hoy, sigue combatiendo y bullangeando por la revolución.

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